martes, 12 de mayo de 2009

Ya se lo que significa: La sorpresa.

Anoche, después de un día agotador, llegué al hotel de madrid, deseando que dieran las once, hora en la que Bella me dijo que me llamaría, por la mañana me pidió el nombre del hotel para poder hablar tranquilamente por la noche.

Llegué sobre las nueve, molido, dejé el dni en la recepción y subí a la habitación 109. Abrí la puerta y un caminito de velas me guiaba hasta la cama adornada con flores y pétalos de rosas, una mesita con cava en una cubitera y bombones. Me quedé petrificado, miré de nuevo la llave, el numero de habitación, dije: - Hola? Hay alguien? Pero nadie contestó.

Pensé para mis adentros que esto era cosa de mi mujer, ya que esta semana hacemos 4 años de casados, y que menos mal que no había quedado con nadie ni que Bella hubiera querido acompañarme a este viaje.

Escuchaba el agua de la ducha caer, un aroma a fuerte perfume me era familiar, pero no lo recordaba de mi esposa, me acerqué a la puerta del baño, la abrí poco a poco y entre el vao del ambiente pude verla a ella, apoyada en la pared, bajo el chorro de agua de la ducha, desnuda, una mano entre sus piernas, y la otra en su boca mordiéndose.

- Ya pensé que no vendrías amor. Tuve que empezar solita, el viernes me quedé con ganas de más.

No supe qué decir, estaba emocionado, un nudo en mi garganta no me dejaba pronunciar ninguna palabra. Dejé caer el maletín al suelo y subí mis manos sobre mi cabeza.

- Ven.

Tiré la americana, desabrochandome la camisa y la corbata a la vez, dejándolo todo sobre el bidé, mis pantalones, slips, todo.

Entré en la ducha, y sin decirle ni una sola palabra me acerqué a ella, a escasos centímetros de su rostro, nos miramos a los ojos unos instantes, puse mi mano en su nuca y cerrando nuestros ojos nos dimos un beso como si fuera el primer día.

Me había empalmado, mi polla apretaba fuertemente su vientre, sus manos se clavaban en mi espalda mientras las mías la aprisionaban contra mis labios. Sentíamos como el agua fluía entre nuestros cuerpos, como la pasión se apoderaba casi instantáneamente de nosostros, nuestra respiración acelerada expresaba nuestro deseo, la sujeté de una pierna subiéndola sobre mi cadera, y ella hizo lo propio con la otra.

La penetré profundamente de una sola embestida, su gemido quedó apagado por mi boca, mis manos la sujetaban del culo, y yo la apretaba contra la pared. Apenas me apartaba para volver a penetrarla, simplemente me concentraba en movimientos suaves pero profundos y fuertes.

Su mirada era de felina, pero con algo diferente, su respiración no le permitía decirme nada, pero sus ojos expresaban lo que su interior sentía.
- Bella, te amo.
- Y no dejes jamás de hacerlo.

Suvió sus brazos colgándose de la barra de la mampara y el toallero, aligerándome de su peso pude hacer movimientos más amplios, y disfrutar de sus pechos sobre mi boca. Pero sus labios querían los míos, sus caderas se movían com frenesí, su clítoris rozaba la superfície de mi polla hinchada.

Estuvimos unos minutos en aquella posición, simplemente mirándonos y haciéndonos el amor, sintiendo nuestras pieles unidas, nuestros cuerpos en sólo uno, como hacía tiempo que echaba de menos.

Se descolgó, bajó de mi, me señaló el suelo de la ducha, y me estiré, ella se sentó sobre mi, en cuclillas, se penetró, y comenzó sus movimientos, acelerados, intensos, cercanos. No podía apenas mirarla, el agua caía sobre mi cara, pero la sentía, entonces se dejó caer sobre mi, y mirándome a los ojos cambió su expresión: - me voy.

Suavizó su ritmo, sintiendo como mi miembro se abría paso en su interior, y mirándonos exploté, mi eyaculación la inundó por completo, la sonrisa se apoderó de su rostro, sólo decía: - Si, siii, siiiii.

Así nos quedamos durante un largo rato, sintiendo nuestros sexos mezclar fluidos, notando el agua caer por nuestra piel, escuchando el latir de nuestro corazón cada vez más desacelerado, y simplemente, AMÁNDONOS.

El resto de la velada fue maravillosa, ella había encargado la cena en el servicio de habitaciones, hicimos el amor en el sofá de la habitación durante la cena, luego, el postre lo comimos en la cama, estuvimos jugando con algunos juguetes sexuales que ella trajo, me ató con cuerdas haciendome gozar como nunca, nos masturbamos mirándonos, y dormimos abrazados. Esta mañana pese a habernos dormido, pues ella cogía el ave antes que yo, me dio tiempo a comerla bajo las sábanas. Y a hacer el amor en la ducha nuevamente, acabando frente al espejo mirándonos a los ojos y cogiéndonos de las manos durante el orgasmo.


Ahora estoy en el AVE, relatando esta sorpresa, y mojándme de nuevo recordandote.

Definitivamente, TU eres la única dueña de mi corazón. Te amo.











6 comentarios:

  1. Lo has relatado a la perfección sin una coma de más. Me alegro que te haya encantado la sorpresa, ya sabes que soy a sí de impredecible.

    Soy la dueña de tu corazón, pero de momento las cosas están en un (kit-kat), voy al gymnasio llegaré tarde esta noche.

    Besos húmedos de Bella.

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  2. maravilloso, yo hice ayer algo con alguien parecido en un hotel. un beso

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  3. Princesa enamorada12 de mayo de 2009, 12:31

    preciosa sorpresa, divina melodía de dos sexos encontrados.

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  4. Vaya que maravilla! Esas sorpresas vuelcan el corazón y mojan la ropa de una manera impresionante.

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  5. ROSI: Pues porqué no lo relatas?

    ALICIA: TE aseguro que la melodía la poníamos nosotros...

    TENTACIÓN: Ahora sigo mojando mi ropa interior recordándolo...

    NANDO: Sin duda alguna, siempre he sido afortunado de tenerla.

    BELLA: Eso del kit-kat no me lo dijiste en madrid,así que ya hablaremos, pero no te devuelvo los besos húmedos, me los quedo para mi.

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