jueves, 30 de abril de 2009

Despertar a media noche

Que suave tiene la piel, simplemente tapada con una sábana, puedo observar la silueta de sus curvas, sus caderas, sus pechos, mmmm… su rostro es angelical, y pensar que hace un par de horas follábamos sin parar sobre la alfonbra del suelo de la habitación….

Me toco el sexo, sigo endurecido y me pongo caliente al inhalar su olor, recordando su forma de respirar acelerada e interrumpida, su mirada desmayada sobre mi al correrse, sus gemidos y sus besos casi agobiantes e incesantes de hace un ratito.

Estoy empalmado, siento la excitación entre mis piernas, ligeramente tapado por la sábana, no se, me gustaría hacer… pero no está bien, ella duerme…

Y si… creo que si, lo intentaré…

La sábana le tapa hasta el cuello, pero deja una pierna destapada. Está boca arriba, relajada, sonriente, dormida. Me pongo a su lado, cerca suyo, simplemente escuchando su respiración suave, puedo distinguir sus pezones bien marcados en la sábana, cojo aire, el ambiente huele a sexo.

Suavemente soplo hacia ellos, una par de veces más… duros, ahora reaccionan y se endurecen, la escena es erótica, sus labios perfectos, sus ojitos cerrados, sus pechos fielmente marcados, la piel de su pierna suave.

Acerco mi mano, rozando con la yema su pezón, haciendo pequeños círculos sobre él, poco a poco voy bajando la sábana hasta dejarlos al decubierto, ahora acercando mi boca, paso mi lengua y mi aliento sobre ellos, los noto empitonados, la piel se le eriza, y mi polla pide humedad.
Sigo destapándola, dejando toda la piel de su cuerpo ante mi, indefensa, sigo bajando hasta poner mi boca ante su sexo, el olor a nuestros fluidos mezclados me está haciendo llegar a un punto de incontrol…

Acerco mi lengua, rozando el poco bello púbico que dejé al rasurarla, al principio de la velada, ahora ella mueve sus piernas, entreabriéndolas levemente y permitiendo la entrada de mi mano.
Acaricio su raja, mojada, empapada, introduciendo mis dedos, acariciando su clítoris con mi lengua, seguro que ya se ha despertado, pero se hace la dormida.

De repente se gira, poniéndose de costado, dejándome ver su culo redondo, precioso, deseable, y mi polla ya no puede más.

Me acerco por detrás, poniendo la punta de mi sexo ante el suyo, y suavemente comienzo a empujar, mientras ella sigue “haciéndose” la dormida.

Recorro con mis manos su espalda, su pierna, elevándola un poco, y ahora el sexo es mio, la penetro hasta el fondo, la cojo d la cintura, ella gime, comienzo a acelerar mis penetraciones, cada vez más rápido, más profundo, a la vez que sus gemidos delatan su consciencia.

Ni una sola palabra, la pongo boca abajo, mis piernas abiertas sobre las luyas, su culo cerrado aprisionando mi polla, y mis testículos a punto de estallar, no dejo de acariciar su espalda, apartando su melena rubia, hasta que llego a un punto que no puedo más, y cuando voya correrme, la sujeto fuertemente de los hombros, marcando mis manos en ellos, y me dejo caer sobre su cuerpo en el instante que exploto en su interior, llenándola, nuevamente, de mi esencia.


- Dulce despertar.
- Cada día así amor.

lunes, 27 de abril de 2009

Reflexión, La Importancia del Físico



Muchas mujeres me preguntan cuál soy yo, de todas las fotos que aparecen en mi blog, pero, no creo que eso sea importante. ¿O lo és para vosotras?.....


Os daré mi punto de vista : Hay mujeres preciosas, pero vacías por dentro, hay mujeres maravillosas, pero que son más feas que el copón, hay mujeres magníficas personas, pero que en la cama no funcionan. Al igual pasa con los hombres (por mucho que tengan un pito feo o bonito), el físico no es importante.





En mi vida he conocido muchos tipos de mujeres, guapas, feas, altas, bajas, gordas, delgadas, me he acostado con muchas, guapísimas, buenísimas, grandes personas, sentimetales y románticas mujeres, y ¿ sabeis con qué me quedo?


Me quedo con aquella que me ha hecho sentir especial, no tiene porqué ser guapa, no tiene porqué ser la mejor persona del mundo, ni la más romántica, ni la que mejor folla, simplemente, con ELLA, con la única mujer que me ha hecho sentir especial.




ELLA no tiene medidas perfectas, ni es una jovencita,  es cuarentona, ni es una folladora nata, ni es super romántica,  y además ha  parido,  con lo que su cuerpo y sus caderas, lo han notado, pero tiene las cosas muy claras, es quien mejor me ha hecho sentir de todas las mujeres que he conocido, y la única que me ha prendado. 


Con ella los encuetros siempre fueron de menos a más, nunca me dejó harto de tenerla, sino cada llamada, cada sms, cada mail me generaba más deseo de poseerla de nuevo.






Qué opinais la respecto? el físico es importante para vosotr@s???



Y NO ES BELLA BESTIA

domingo, 26 de abril de 2009

TRADUCCION CANCIÓN DE MI BLOG


Como sois varias las hermosas damas que me habeís pedido la traducción de mi canción de guerra en mi blog, aqui la teneis.

saving abel : Addicted


Soy adicto a ti
a todas las cosas que haces
cuando estas debajo de mi
en medio de las hojas
o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cuualquier cosa
cuando me amas

oh chica dejame tomarlo lento
para, para ti
tu sabes bien a donde ir
quiero tomarte amor
y odiarte hasta el extremo

No me gustaria que regresaras tan lejos
de toda tonteria que no puedo realizar
no me gustaria que caminaras tan lejos

soy adicto a 
todas las cosas que haces
cuando vas debajo de mi
entre las hojas
o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cualquier cosa
cuando me amas

yeah

se cuando se vuelve aspero
todo el tiempo que pasamos
tratando de construir este amor
algo mejor que
simplemente hacer el amor de nuevo

no me gustaria que regresaras tan lejos
de toda tonteria que no puedo realizar
no me gustaria que caminaras tan lejos

soy adicto a 
todas las cosas que haces
cuando vas debajo de mi
entre las hojas
o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cualquier cosa

soy adicto a 
todas las cosas que haces
cuando vas debajo de mi
entre las hojas
o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cualquier cosa
cuando me amas

cuando me amas

como puedo dejar pasar
todas las cosas que haces
esto es simplemente dejarnos ser mas tu y yo

soy adicto a 
todas las cosas que haces
cuando vas debajo de mi
entre las hojas
o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cualquier cosa
diferente a cualquier cosa

soy adicto a 
todas las cosas que haces
cuando vas debajo de mi

o al sonido que haces
con cada respiro que tomas
esto es diferente a cualquier cosa

yo soy adicto a ti
adicto a ti.

viernes, 24 de abril de 2009

Sesión de fotos




















Aquél juego me estaba gustando, tapar las lámparas de la habitación de nuestro hotel habitual con pañuelos de color rojo, correr las cortinas dejando entrar ligeramente una pizca de sol que iluminaba suavemente nuestros cuerpos.

-Apóyate en la pared amor, tus piernas ligeramente abiertas, permíteme que retrate tu belleza.

-Soy tuya, haz conmigo lo que desees.

Yo estaba apoyada contra la ventana, el rayo de sol marcaba mi piel, mi camisón semitransparente tapaba buena parte de mi cuerpo, y permitía imaginar lo que no se podía ver.


Sentía su mirada clavada en mi ser, escuchaba su respiración, sus pasos, escuchaba el disparo de la cámara fotográfica, de vez en cuando le miraba de 
reojo, y podía ver como aparte de retratarme se acariciaba, su polla estaba bien dura, y yo mojadísima.


No te muevas, déjame hacer a mi.



No deseaba moverme, no deseaba que dejara de mirarme, no deseaba que dejara de desearme, yo era su musa, y él mi único pintor.




Me estremecí al sentir cómo subía mi camisón por encima de mi cadera, dejando ver mis glúteos, ajustando la cortina, para tener la luz adecuada. Estaba esperando que me ensartara, pero ese momento no llegaba, y yo no podía más, me dolía el coño de tanta calentura, pero hoy era suya, dejaría que él hiciera, y después él estaría, de nuevo, a mis pies.
















Mis pezones estaban duros, la piel erizada delataba que le deseaba, y en cuanto sentía el roce de su mano en mi cadera quise girarme:

-No, quieta.




No llegué a verle bien, estaba sentado en la esquina de la cama, alargando su mano y rozando mi piel, mientras con la otra se estaba masturbando, su respiración era cada vez más acelerada, y temía que se corriera y yo no fuera la destinataria de su semen, lo quería para mi, todo para mi.









Entonces noté su otra mano, en mi cadera, como acariciaba mi cintura, arremangando el camisón, un cosquilleo en la raja de mi culo me hizo notar su húmeda lengua, la pasaba arriba y abajo entre mis nalgas, y yo levantaba mi culo cual hembra en celo. Deseaba que el aroma de mi coño le llegara y me enculara bestialmente, pero eso no llegaba, su lengua fue abriéndose paso poco a poco hasta llegar a mi ano, relajado, a su disposición, para entonces sus manos ya estaban entre mis piernas, separándolas un poco más, y su lengua ya alcanzaba mi raja mojada.

Sus dedos jugaban con mi clítoris mientras su otra mano subía por mi vientre hacia mis pechos empitonados, deseaba que alcanzara mi boca, para lamer sus dedos que habían estado tocándole la polla, su aroma me calentaba.

Ahora ya notaba su lengua juguetear con mi clítoris, mis piernas bien abiertas, y sus dedos separando los labios de mi vagina, para lamerme profundamente. Mi cabeza agachada ya lamía sus dedos, y notaba como el comenzaba a ponerse como un toro.




















Mis tetas iban y venían, me subió completamente el camisón y lo tiró al suelo, ahora, desnuda ante él, tuve de ceder a su encanto.

Se echó atrás, sentándose nuevamente sobre la esquina de la cama, de vez en cuando veía un flash, y eso hacía que mis movimientos se aceleraran, deseaba correrme y que él lo hiciera dentro mío.

Me levanté, y allí sentado él, me puse de rodillas entre sus piernas, agarré su polla y me la comí hasta la garganta, masajeé sus huevos mientras succionaba sus fluidos, él gemía, y yo me había comenzado a masturbar el clítoris con mi mano, y tardé segundos en correrme.

Mientras hacía que él comenzara a tener su orgasmo, justo en el instante que noté que ya llegaba, me levanté, me di la vuelta, me la metí por detrás en mi coño, y me senté sobre él dándole la espalda, sus piernas cerradas entre las mías, y yo apoyada en sus rodillas movía sin cesar mis caderas, gimiendo de placer.

A la vez que me la metía frotaba mi clítoris con sus testículos, ahora si que iba a mojarle bien, mi corrida era ya inminente, noté como un calor inmenso inundaba mis entrañas, escuché su gemido y su respiración entrecortada, se estaba entregando a mi, ahora yo me corría, mis gemidos inundaron la habitación, él seguía intentando recuperar la respiración mientras yo no cesaba de moverme, pese a haberme corrido abundantemente, seguía frotándome el clítoris en sus huevos, hasta que sus manos clavadas en mis caderas me soltaron, y mi cuerpo se relajó de repente.





Me eché atrás, sin sacarla, mi espalda sobre su pecho, nos pusimos de lado sobre la cama y los dos cerramos los ojos escuchando nuestro latir y disfrutando de las sensaciones
 que aquél polvo nos había dejado.




domingo, 19 de abril de 2009

Entre cojines

Estaba impaciente por aquél encuentro, de los primeros al principio de nuestra relación, tu me esperabas en aquél hotel que tan bien nos esconde, y deseaba estar en tu interior, sentía calma, placer, nervios.

Entré en la habitación oscura, tu estabas sentada, esperándome, desnuda e impaciente, te acercaste a mi y tus labios se apoderaron de los míos, tus ojos cerrados, sintiendo cada roce de lengua sobre la tuya, entrelazándose.

Tus manos comenzarosa desnudar mi cuerpo, dejando caer al suelo mi americana, desabrochando la camisa, para, mientras me besabas el pecho, desabrocharme el pantalón.

En seguida sentiste la excitación de mi polla en tu vientre, tus manos la situaron entre tus piernas, apretándonos en un gran abrazo sitiendo tus pechos chafandose contra mi.

Esos besos me volvían, y me vuelven loco, ese sentimiento con que los acompañas, esas caricias que me erizan, esos ojos que no dejan de hipnotizarme.

Te echaste atrás, y te pusiste sobre la cama, entre cojines, muchos cojines, de diferentes formas, acomodada en ellos abriste levemente tus piernas, dejándome observar los labios de tu vagina entreabiertos y mojados. El detalle de tu bello rubio por encima de tu clítoris me invitaba a acercarme, tu mirada delataba tu deseo de ser poseída.

Me acerqué poco a poco, de rodillas sobre el colchón, la música suave sonaba, la de aquél grupo que cuenta nuestras vidas en la letra de sus canciones, acariciando tu suave piel con mis manos, de tus piernas y suviendo poco a poco hasta llegar a tu rincón sagrado, ahí me detuve, pasando mis dedos por ese bello púbico que me enloquece, al sentir tus manos sobre las mías, guiándome para sentir el bultito de tu clítoris, guiándome para hacerte gemir.

En el momento que introduje mi lengua en aquél lugar, justo en ese momento un gemido se te escapó, supe que era el lugar que tanto placer te daba, pues no habíamos tenido encuentros suficientes para descubrirlo.

Lamí tu clítoris, abriendo los labios con mis dedos, apretándolo suavemente para resaltarlo, y succionándolo mientras jugueteaba con mi lengua alrededor de él. Suavemente introduje mis dedos en tu interior, masturbándote también por dentro, acariciando tus nalgas, empachándome de ti.

No hacía más que desear explotar en tu interior, sentir ese regalo que me dabas en cada encuentro, por lo que subí mi mirada hasta encontrar la tuya, y sin dejar de besarte la piel fui subiendo hasta llegar a tu boca, en el mismo instante que te penetré profundamente, recuerdo los cojines apretados a nuestro alrededor, recuerdo como tus manos sujetaban mi cuello, recuerdo como tus piernas se colgaban detrás de las mías para que no me apartara de ti.

Comenzamos el juego que más nos gusta, el de sentirnos en el interior, mis caderas se movían al ritmo de mi respiración acelerada, mientras que tus besos ahogaban mis gemidos. Sólo nos mirábamos, no nos dijimos nada, hasta que poco a poco pude sentir como tu esencia cubría mi miembro, como tu respiración se entrecortaba, pude ver como tus ojos se cerraban al echar atrás tu cabeza, abriéndote al máximo, haciéndome entrar hasta tus entrañas, clavaste tus uñas en mi espalda, y en ese momento te susurré al oído: -Te quiero.

Una erupción de semen candente inúndó por completo tu sexo, tus manos me apretaban fuertemente de mi culo, tus piernas me aprisionaron, tus ojos se abrieron, y sin dejar de mirarme me correspondiste con otro: - Te quiero.

Las gotas de sudor resbalaban por mi frente hasta caer sobre tu pecho, mi mente seguía recordando le experiencia vivida, mi respiración intentaba acompasarse con la tuya, y allí, entre cojines, nos amamos en secreto.



Ese día supe que eras mía, que tu eras la mujer que yo siempre había deseado a mi lado, tanto en la cama como fuera de ella, y desde ese día trabajo para que siga siendo así. Te amo.

viernes, 17 de abril de 2009

El Vestuario

Una gran victoria, por fin estamos en la final, esto es para celebrarlo.

Las chicas siempre se me habían insinuado, las CheerLeaders de nuestro equipo eran fogosas en el campo, pero nunca imaginé que pasaría de allí.

Yo fui el último en ducharme, me había entretenido firmando autógrafos, y llegué al vestuario cuando ya todos se habían ido. Me desnudé, me metí en las ducha, y se apagaron las luces, bueno, aun en la penumbra me podía acabar de duchar.

-Hola.

Me giré, qué susto me dio aquella voz femenina, era Alba, una de las chicas, de las que yo no solía fijarme mucho al pasar a su lado.

-Hola, Alba. ¿Qué haces aquí dentro?
-Bueno, me han preguntado por ti, y les he dicho que ya habías marchado, que cerraría yo los vestuarios, pero sabía que estabas aquí… solo… y deseaba ofrecerte un regalo.

Bueno, el regalo se lo ofrecía yo, pues estaba desnudo ante ella, y pese a la oscuridad, mi cuerpo se veía bastante bien.

Ella dio un paso, metiendose bajo la ducha, vestida.
–Espera, qué haces?
-Darte mi regalo.

Se abalanzó sobre mi, besandome, y yo… me dejé, no iba a dejar escapar un regalo así, además, no tenía compromiso alguno, así que… a disfrutar.

Besaba de una forma apasionada, como si fuera el último beso de su vida, introduciéndome su lengua profundamente, sujetando mi nuca fuertemente para no apartarme, empujándome contra la pared, como si fuera un hombre dominante, y yo me dejaba hacer.


Le quité la camiseta, dejando sus enormes pechos ante mi, y meti mi cabeza entre ellos, lamiendo cada rincón, manoseando sus pezones, mordisqueándolos, mientras ella agarraba fuertemente mi polla, pajeándomela, como buscando un orgasmo tempranero, y no tardaría en conseguirlo.

Dejó caer su falda, y yo arranqué con mis manos sus bragas, dejando paso libre a mis manos hasta lo profundo de sus caderas, abriendo sus nalgas, sin dejar de mamar sus pezones como un bebé, introduciendo mis dedos en su raja, ya mojada tanto por el agua como por la excitación.

Entonces me echó atrás, se agachó cogiendo mi polla dura entre sus manos, y sin dejar de pajearla, y mirándome a los ojos comenzó a hacerme una mamada espectacular, su lengua lamía mi polla, por debajo, por los lados, el capullo, los huevos, eso me estaba poniendo a cien, hasta que se la metió entera hasta la garganta, succionándola salvajemente, y sin dejar de mirarme con esa cara de puta, y pajeándome sin parar, consiguió que no me controlara, y un chorretón de semen llenó su boca, y ella no dejó de chupar y succionar hasta que le pedí que parara.

LA levanté, le di la vuelta, y la follé desde atrás, contra la pared, enculándola fuertemente, metiendo toda mi carne en su ano, tapando su boca con mi mano, mientras ella me miraba de reojo sonriendo, disfrutando, arañando mis caderas enc ada embestida.

Entonces la saqué de la ducha, la puse sobre un banco de madera del vestidor, agachada a cuatro patas, y volví a follármela desde atrás, esta vez por su vagina, llegándole hasta el fondo mientras la sujetaba de su melena rubia.

Ahora yo aguantaba más que antes, me costaba llegar a mi punto de no retorno, pero ella seguía sin demostrar su orgasmo.

Se levantó, y me señaló al suelo: -Túmbate.

El agua de la ducha me salpicaba la cara, estaba estirado boca arriba sobre las rejillas de plástico del suelo, entonces se puso de culclillas dándome la espalda, cogió mi polla con sus dedos, y poco a poco se la introdujo. Me encantaba aquella vista, su espalda desnuda con las gotas de agua resbalando sobre su fian piel, su culo abierto ante mi, y mi polla abriéndose paso en sus labios inferiores. Subía y bajaba, sus piernas musculadas le permitían hacerlo rápidamente y profundamente, entonces si comencé a notar el calor de su interior, ahora sí lo noté, la agarré del pelo, la eché atrás poniendo su espalda sobre mi pecho, acariciando su pechos enpitonados y pellizcando sus pezones, metiendo mi mano entre ssu piernas, rozando sutilmente su clítoris, hasta que sin yo hacer ningún movimiento, notaba como su culo se levantaba y bajaba, y su manos apretaba la mía guiándola en la masturbación de su campanilla.


Ahora si, sus gemidos, sus espasmos y la humedad ardiente de su coño delataron que había llgado al clímax, no podía más, asíq ue estallé en su interior, mezclando nuestros jugos, sin cesar de movernos ni de masturbar su clítoris hasta que de repente cedió, paró, y cerró sus piernas apra que no saliera de allí.

Desde ese día, ella y yo somos amantes, después de cada partido.

Tus besos...

Tus labios son perfectos, hermosas ventosas de pasión, siento el cosquilleo a cada roce de ellos, nota como mi lengua desea explorarlos, permite que penetre en tu boca con la pasión y desenfreno del primer día, mientras mis manos impacientes exploran bajo tu blusa.


La fuerza de mis brazos te aprisionan contra mi pecho, erizándote por la excitación de esta situación que tanto deseábamos. Noto como tus locas manos intentan dejar al descubierto el arma que te hará desvanecer sobre mi, noto como agarran fuerte para domar el fuego que amanece.


Siente, de nuevo, como la dureza de mi excitación quiere llenarte de mi esencia, siente como se abre camino para alcanzar la profundidad de tus caderas, siente como entre besos, caricias, excitación y calor la humedad de nuestra pasión se apodera de nuestras almas, y como mi lanza consigue que te rindas sobre mi pecho desnudo.



Deseo sufrir esta muerte lenta, que es llenarte de mi vida, deseo que tu seas la única que se beba mis besos, deseo que tu y sólo tu......

miércoles, 15 de abril de 2009

Orgasmos femeninos, ¿cuál prefieres?


Voy a tratar de describir los diferentes orgasmos que he podido “disfrutar” con diferentes mujeres durante mi vida sexual, en alguno puede ser que os veais reflejadas, en otro tal vez no, pero lo que os agradeceré es que me deis vuestra opinión, y si alguien siente algo totalmente diferente o algún hombre tiene preferencia por alguno en concreto, lo escriba.


Chica
numero 1:
100%Vaginal




Esta chica es multi orgásmica, con corridas púramente vaginales y muy mojadas, llegando a empapar la cama en múltiples ocasiones, apenas sentía con su clítoris, le encantaba la penetración profunda y el sexo oral, hasta el final, tragándoselo todo y relamiendose. Durante un polvo con ella, antes de correrme yo, ella lo había hecho varias veces....


Chica numero 2:
Vaginal, final clitoriano


Esta chica, disfrutaba de sentir la penetración profunda hasta correrse, entonces me la hacía sacar y se frotaba con el clítoris sufriendo espasmos y echándose atrás del placer, hasta quedarse sin respiración. Sus orgasmos no son muy húmedos, pero da sensación de mucho placer.





Chica numero 3:Vaginal Light, ella disfruta de la penetración superficial, sacándola y penetrándola sin sentirla en el fondo, sólo a media penetración, no disfruta del clítoris, y le encanta ser masturbada con el dedo. Sus orgasmos son suaves, apenas se sienten, y poco húmedos.


Chica numero 4:

100% Clitoriana, esta mujer disfruta enormemente del roce clitoriano, intentando en cualquier penetración sentir un roce en su clítoris, tiene una sensibilidad extraordinaria sufriendo unos orgasmos de menos a más, como los de un hombre, subiendo la sensación de placer hasta llegar el momento de la explosión. Sus orgasmos se sienten, tanto exteriormente, por sus expresiones y palabras, como interiormente con una corrida muy mojada, que a menudo gotea por el exterior de su vagina. Esta mujer en cuento descansa un poco, necesita más mucho más.......




¿Alguien sabe qué numero es Bella?






lunes, 13 de abril de 2009

¿Cómo te gusta que te sorprendan?

Hace poco Bella me sorprendió con un disfraz inesperado, pese a mi cara de sorpresa, que ella interpretó como de desagrado, a mi me encantó, y me hizo fantasear con esa situación novedosa.


Así espero que me sorprendan, paso de regalitos caros, prefiro un regalo a mi mente, a m corazón, a mi fantasía, ese regalo dura mucho más que un diamante.


Así que os propongo, decidme cómo os gusta que vuestra pareja, mujer, marido, amante, o como querais llamarlo os sorprenda.


Algunas propuestas pueden ser, disfrazado de... Personaje Disney (Minnie, Pluto, pato Donald, Goofy), de trabajador (fontanero, enfermera o doctora, abogado, pesacatero, policía....), de dominadora, BDSM, ojos tapados, atada al cabezal, etc, o bien algún otro tipo de recibimiento, velas, incienso, pétalos de rosa, fruta en la cama, un baño de espuma....

Quiero, con esto, hacerme y compartir ideas que en el futuro nos pueden ayudar a enamoraros mucho más, si cabe, de nosotros...





Espero vuestra opiniones, Gracias amigos.

domingo, 12 de abril de 2009

Encuentro en la corte 2ª parte

La Condesa ya tenía mi polla en su boca, agachada, mirando entre las columnas del balcón a su prima recién follada, y provocándome, la levanté, la puse sobre la baranda, arrancando su vestido, dejándola desnuda, la enculé al igual que hizo el barón, tirando de su melena rubia, ensartándola con mi cipote, llenándola de mi, sujetándome a la banradilla para hacer más fuerza y encularla más profundo, sus pechos colgando al descubierto, mientras el barón nos observaba disimuladamente, la saqué, la puse a cuatro patas, y la follé desde atrás, la cabalgué unos instantes, golpeando mis testículos en su clítoris, notando como sus gemidos aumentaban de intensidad.

Se incorporó, y me hizo seguirla, se estiró sobre la cama, me acerqué, observando sus sexo precioso, rasurado, me agaché sobre ella, abriendo suavemente sus piernas, e introduciendo mi lengua entre los labios de sus vagina, ella puso su mano sobre mi cabeza, guiándome hacia su plaer, paseé mi lengua por sus labios hasta llegar a su clítoris, buscando sutilmente el punto exacto de su gusto, y en cuento lo encontré, me dediqué a él por completo, hasta que sentí como su orgasmo llegaba, pude notar sus convulsiones, como sus piernas se abrían aún mas, como se mordía la mano, com sus gemidos aumentabana hasta, de repente, desfallecer.

Me incorporé sobre ella, ahora estaba dócil, permitía que hiciera mi juego, y deseé amarla. Abrí suavemente sus piernas con las mías, mientras mi lengua iba subiendo por su ombligo, sus pechos, su cuello, hasta llegar a su boca, introduciendo mi lengua justo en el instante que la penetraba suavemente.

Fácilmente mi polla entraba, pues su sexo estaba mojadísimo de su anterior orgasmo, mi lengua jugaba con la suya, mientras sus ojos todavía estaban cerrados saboreando el placer logrado, mis manos la sujetaban del cuello, mi cintura mantenía un ritmo suave.

Abrió los ojos, sonrió, me besó apasionadamente cerró sus piernas aprisionándome entre ellas, permitiéndome el movimiento justo para penetrarla, y una y otra vez lo hice, la penetraba sind ejar de besarla, conenctrándome en la firmeza de mi polla, en cada rincón de su sexo, en cada beso que me daba, hasta que paré en seco, la miré a los ojos, y dejé escapar un gemido al explotar en su interior, mi leche inundó todos sus espacios, mis testículos bombeaban el esperma en lo más profundo de sus entrañas, mirándonos sin cesar, besándonos suavemente, pero sin decir ni una sola palabra.

Me volteó, poniendose sobre mi, sentada sobre mi polla semidura, sin sacarla, se acercó a mi, y simplemente apoyó su cabeza sobre mi pecho, besandome el cuello, pero manteniendo un ritmo suave con su cadera, moviendo mi sexo dulcemente sobre su clítoris, sintiendo el derrame de nuestros fluidos desde su coño, pasando por mis testículos.

Clavó sus uñas en mi espalda, acelerando su movimiento, apretando su clítoris sobre mi fuertemente, hasta estallar nuevamente, sentí sus convulsiones contenidas, hasta dejarse, ahora si, caer totalmente sobre mi intentando recuperar poco a poco la respiración.

Ese dia gocé enormemente de que ella fuera mi señora, y yo, simplemente, su mayordomo.