domingo, 12 de abril de 2009

Encuentro en la corte 2ª parte

La Condesa ya tenía mi polla en su boca, agachada, mirando entre las columnas del balcón a su prima recién follada, y provocándome, la levanté, la puse sobre la baranda, arrancando su vestido, dejándola desnuda, la enculé al igual que hizo el barón, tirando de su melena rubia, ensartándola con mi cipote, llenándola de mi, sujetándome a la banradilla para hacer más fuerza y encularla más profundo, sus pechos colgando al descubierto, mientras el barón nos observaba disimuladamente, la saqué, la puse a cuatro patas, y la follé desde atrás, la cabalgué unos instantes, golpeando mis testículos en su clítoris, notando como sus gemidos aumentaban de intensidad.

Se incorporó, y me hizo seguirla, se estiró sobre la cama, me acerqué, observando sus sexo precioso, rasurado, me agaché sobre ella, abriendo suavemente sus piernas, e introduciendo mi lengua entre los labios de sus vagina, ella puso su mano sobre mi cabeza, guiándome hacia su plaer, paseé mi lengua por sus labios hasta llegar a su clítoris, buscando sutilmente el punto exacto de su gusto, y en cuento lo encontré, me dediqué a él por completo, hasta que sentí como su orgasmo llegaba, pude notar sus convulsiones, como sus piernas se abrían aún mas, como se mordía la mano, com sus gemidos aumentabana hasta, de repente, desfallecer.

Me incorporé sobre ella, ahora estaba dócil, permitía que hiciera mi juego, y deseé amarla. Abrí suavemente sus piernas con las mías, mientras mi lengua iba subiendo por su ombligo, sus pechos, su cuello, hasta llegar a su boca, introduciendo mi lengua justo en el instante que la penetraba suavemente.

Fácilmente mi polla entraba, pues su sexo estaba mojadísimo de su anterior orgasmo, mi lengua jugaba con la suya, mientras sus ojos todavía estaban cerrados saboreando el placer logrado, mis manos la sujetaban del cuello, mi cintura mantenía un ritmo suave.

Abrió los ojos, sonrió, me besó apasionadamente cerró sus piernas aprisionándome entre ellas, permitiéndome el movimiento justo para penetrarla, y una y otra vez lo hice, la penetraba sind ejar de besarla, conenctrándome en la firmeza de mi polla, en cada rincón de su sexo, en cada beso que me daba, hasta que paré en seco, la miré a los ojos, y dejé escapar un gemido al explotar en su interior, mi leche inundó todos sus espacios, mis testículos bombeaban el esperma en lo más profundo de sus entrañas, mirándonos sin cesar, besándonos suavemente, pero sin decir ni una sola palabra.

Me volteó, poniendose sobre mi, sentada sobre mi polla semidura, sin sacarla, se acercó a mi, y simplemente apoyó su cabeza sobre mi pecho, besandome el cuello, pero manteniendo un ritmo suave con su cadera, moviendo mi sexo dulcemente sobre su clítoris, sintiendo el derrame de nuestros fluidos desde su coño, pasando por mis testículos.

Clavó sus uñas en mi espalda, acelerando su movimiento, apretando su clítoris sobre mi fuertemente, hasta estallar nuevamente, sentí sus convulsiones contenidas, hasta dejarse, ahora si, caer totalmente sobre mi intentando recuperar poco a poco la respiración.

Ese dia gocé enormemente de que ella fuera mi señora, y yo, simplemente, su mayordomo.

3 comentarios:

  1. Muy buen relato.Felicidades por el, aunque todos sabemos que tu blog no tiene desperdicio.Un abrazo.

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  2. estupendo, superado, me ha encantado. Puede que en la próxima visita a mi casa te reciba vestida de época jejejeje...

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  3. Mmmm, vestida de época? eso me da una idea.... ahora la pongo en práctica.


    Apreciado Castigador, gracias por tu amable comentario, me gusta saber que también los hombres nos siguen.

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