viernes, 24 de abril de 2009

Sesión de fotos




















Aquél juego me estaba gustando, tapar las lámparas de la habitación de nuestro hotel habitual con pañuelos de color rojo, correr las cortinas dejando entrar ligeramente una pizca de sol que iluminaba suavemente nuestros cuerpos.

-Apóyate en la pared amor, tus piernas ligeramente abiertas, permíteme que retrate tu belleza.

-Soy tuya, haz conmigo lo que desees.

Yo estaba apoyada contra la ventana, el rayo de sol marcaba mi piel, mi camisón semitransparente tapaba buena parte de mi cuerpo, y permitía imaginar lo que no se podía ver.


Sentía su mirada clavada en mi ser, escuchaba su respiración, sus pasos, escuchaba el disparo de la cámara fotográfica, de vez en cuando le miraba de 
reojo, y podía ver como aparte de retratarme se acariciaba, su polla estaba bien dura, y yo mojadísima.


No te muevas, déjame hacer a mi.



No deseaba moverme, no deseaba que dejara de mirarme, no deseaba que dejara de desearme, yo era su musa, y él mi único pintor.




Me estremecí al sentir cómo subía mi camisón por encima de mi cadera, dejando ver mis glúteos, ajustando la cortina, para tener la luz adecuada. Estaba esperando que me ensartara, pero ese momento no llegaba, y yo no podía más, me dolía el coño de tanta calentura, pero hoy era suya, dejaría que él hiciera, y después él estaría, de nuevo, a mis pies.
















Mis pezones estaban duros, la piel erizada delataba que le deseaba, y en cuanto sentía el roce de su mano en mi cadera quise girarme:

-No, quieta.




No llegué a verle bien, estaba sentado en la esquina de la cama, alargando su mano y rozando mi piel, mientras con la otra se estaba masturbando, su respiración era cada vez más acelerada, y temía que se corriera y yo no fuera la destinataria de su semen, lo quería para mi, todo para mi.









Entonces noté su otra mano, en mi cadera, como acariciaba mi cintura, arremangando el camisón, un cosquilleo en la raja de mi culo me hizo notar su húmeda lengua, la pasaba arriba y abajo entre mis nalgas, y yo levantaba mi culo cual hembra en celo. Deseaba que el aroma de mi coño le llegara y me enculara bestialmente, pero eso no llegaba, su lengua fue abriéndose paso poco a poco hasta llegar a mi ano, relajado, a su disposición, para entonces sus manos ya estaban entre mis piernas, separándolas un poco más, y su lengua ya alcanzaba mi raja mojada.

Sus dedos jugaban con mi clítoris mientras su otra mano subía por mi vientre hacia mis pechos empitonados, deseaba que alcanzara mi boca, para lamer sus dedos que habían estado tocándole la polla, su aroma me calentaba.

Ahora ya notaba su lengua juguetear con mi clítoris, mis piernas bien abiertas, y sus dedos separando los labios de mi vagina, para lamerme profundamente. Mi cabeza agachada ya lamía sus dedos, y notaba como el comenzaba a ponerse como un toro.




















Mis tetas iban y venían, me subió completamente el camisón y lo tiró al suelo, ahora, desnuda ante él, tuve de ceder a su encanto.

Se echó atrás, sentándose nuevamente sobre la esquina de la cama, de vez en cuando veía un flash, y eso hacía que mis movimientos se aceleraran, deseaba correrme y que él lo hiciera dentro mío.

Me levanté, y allí sentado él, me puse de rodillas entre sus piernas, agarré su polla y me la comí hasta la garganta, masajeé sus huevos mientras succionaba sus fluidos, él gemía, y yo me había comenzado a masturbar el clítoris con mi mano, y tardé segundos en correrme.

Mientras hacía que él comenzara a tener su orgasmo, justo en el instante que noté que ya llegaba, me levanté, me di la vuelta, me la metí por detrás en mi coño, y me senté sobre él dándole la espalda, sus piernas cerradas entre las mías, y yo apoyada en sus rodillas movía sin cesar mis caderas, gimiendo de placer.

A la vez que me la metía frotaba mi clítoris con sus testículos, ahora si que iba a mojarle bien, mi corrida era ya inminente, noté como un calor inmenso inundaba mis entrañas, escuché su gemido y su respiración entrecortada, se estaba entregando a mi, ahora yo me corría, mis gemidos inundaron la habitación, él seguía intentando recuperar la respiración mientras yo no cesaba de moverme, pese a haberme corrido abundantemente, seguía frotándome el clítoris en sus huevos, hasta que sus manos clavadas en mis caderas me soltaron, y mi cuerpo se relajó de repente.





Me eché atrás, sin sacarla, mi espalda sobre su pecho, nos pusimos de lado sobre la cama y los dos cerramos los ojos escuchando nuestro latir y disfrutando de las sensaciones
 que aquél polvo nos había dejado.




7 comentarios:

  1. Ufffff.....que CALOR. Necesito un BOMBERO. Realmente Pasional. Realmente Bueno.
    Caricias de Medea

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  2. Un Bombero? para que te endríe, o por su manguera???

    Bella me ha ayudado mucho en este escrito, si no fuera por ella, no habría sido tan atractivo.

    Gracias, mi Bella Bestia

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  3. Me encanta la foto de la mujer encima del hombre, ¿si lo hago me puedo escacharrar, jordi?... Me ha encantado. Un besazo largo.

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  4. Valla relato y que fotos. Oye el de la cámara la primera foto eres tu, te recuerdo por la cam un día que me la pusiste, QUIERO MAS RELATOS ASIIIIIIIIIIII..BESAZOS CON LENGUA.

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  5. Rosi, qué va ese tipo de cunnilingus es my placentero, pruébalo con tu chico, y ya me contarás....

    Natalia, se dice el pecado pero no el pecador... en privado te digo algo, y te devuelvo esos besos tan profundos...

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  6. Buffff, vaya sesión de fotos..Me ha encantado..ahora a ver quien duerme!!
    Besos dulces..

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  7. hola cielo, espero también la traducción de tu cancion tiene que ser genial, con la fuerza que es cantada..
    Besos humedos

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