lunes, 23 de marzo de 2009

Salida en moto



No hacía más que pensar dónde podía para para follármela, un polvo en el bosque era lo que deseaba, un polvo rápido, bruto, sucio...

Paré, y la hice bajarse de la moto, la cogí de la mano, y la llevé entre unos arbustos, al lado de un gran pino, nos quitamos los cascos, los guantes, y comenzamos a besarnos, sus labios carnosos sobre lso míos, sus manos buscando mi nuca, las mías bajo su camiseta, deasabrochando el sujetador, poco a poco buscando cómo dejar caer los tejanos al suelo, pero no había forma, la ropa ceñida…

Le di la vuelta, mordisqueando su nuca, metiendo mi mano en su pantalón hasta sentir su coño humedecido por la situación, o por el roce en cada frenada, sin dejar de mordisquearla, comencé a masturbarla.

Apoyó sus brazos en el árbol, permitiendo que mi otra mano acariciara libremente sus tetas, pellizacando sus pezones duros de tanta excitación, frotando mi pquete en su culo, entonces bajé bruscamente su pantalón: -qué haces?

Bajé el mio con la otra mano, sacando mi polla empalmada y metiendola entre sus caderas, a la vez que la sujetaba de su cintura y hacía fuerza para ensartarla, lo cual me fue relativamente fácil al encontrar el paso bien lubricado por sus fluidos.

La follé salvajemente, golpeando su cuerpo contra la corteza del árbol, escuchando a otros moteros pasar por la carretera, justo al lado nuestro, incluso viendo pasar a los ciclistas, morbosamente, con riesgo de ser descubiertos.

Sus pechos botaban en cada embestida, su coño se abría a mi polla, mientras sus gemidos se convertían en gritos, por esa casi violación, tirando de su pelo la besé, y cuando sentía que me venía, la di la vuelta, la agaché ante mi, y se la metí en la boca para estallar en su garganta.

Esperaba su resistencia, pero me sorprendió al ver que ella estaba excitada, que su mano me pajeaba, y su boca me absorvía como jamás lo hizo sin dejar de mirarme con ojos de puta, eso provocó en mi un orgasmo que llenó de leche su lengua, mientras ella seguían masturbándome, salpicando sus labios, su cara, y acabando siendo lamida, por su lengua, cada gota de fluido que en mi rabo quedaba.

La volteé, la puse a cuatro patas en el suelo, y la enculé suavemente, cogí su melena, cosi la cavalgara, y comencé mis movimientos rudos sobre su culo, en poco tiempo volvería a venirme, peroeso no importaba, lo mejor era escuchar sus gemidos, mirarla mientras se relamía las gotas de semen que quedaban en sus labios, la saqué, la metí en su coño, ya hora sí al escuché gemir, notaba como su vagina se contraía, como se dilataba, como el fondo de sus entrañas hacían tope a mi capullo, hasta que sus gritos fueron fuertes y se dejó caer sobre el suelo, sientendo mi peso sobre ella, y mi ardor en su interior nuevamente….

… entonces… me di cuenta que todo eso lo estaba imaginando, que el tiempo se había parado para mi, y que estaba fantaseando despierto con mi Bella acompañante de ruta, en cuanto paré la moto y la hice parar a ella con la suya, me acerqué y le dije: - Bella, estoy caliente imaginándonos follando en un árbol.
Ella me contestó….. (haz click y verás su respuesta)

lunes, 9 de marzo de 2009

Desfogo en el coche

Con este calentón, apenas me ha dado tiempo a quitarme los pantalones del traje, me he limitado a arrancarle las medias, y subirle la falda, tantos días sin ella me ponen malo, no he podido más, así que en cuanto he visto su raja, se la he metido.

Encajada en el asiento de atrás de su 4x4, en un camino de tierra nevado, cerca de su casa, allí hemos estado follando hasta la saciedad, pero ha sido un encuentro especial, con un toque de sexo agresivo por mi parte, y de resistencia por la suya, siempre quiere dominarme, pero esta vez, creo que la he vencido… creo…

La he aprisionado contra la puerta de atrás de su coche, metiéndosela en ese urgente polvo, entonces se ha lenvantado, se ha sentado sobre mi, mientras me acababa de quitar los pantalones y la camisa, y no he durado mucho, ella me cabalgaba mientras me besaba, sus labios carnosos buscaban los míos, mientras mi polla bien dura embestía el fondo de sus entrañas.

En unos minutos ha conseguido llevarme hasta el clímax, y me he dejado llevar por su ritmo, he explotado dentro suyo, y nos hemos quedado unos minutos rozándonos, dejando que su clítoris se frotara con nabo medio duro hasta que ella ha acabado de irse.

Pero ese no era el polvo que yo esperaba para esta tarde, así que hemos comenzado a tocarnos de nuevo, uno sentado en frente del otro, yo rozaba su clítoris con mis dedos, mientras ella me pajeaba suavemente con su mano.

Se me ha comenzado a poner dura, y entonces me ha ordenado que se lo comiera, pero hoy mandaba yo, asi que le he hecho comermela a mi, y mientras yo la miraba deborarme, engullir mi polla hasta su garganta, indicándole como masturbarme a la vez para darme más placer, me he empalmado al máximo, se me marcaban las venas de la polla como nunca, entonces me he puesto sobre ella, comiéndola yo ahora, rozando su clítoris con calma con mi lengua, succionando esa campanilla en mis labios, sintiendo como sus gemidos y sus movimientos expresaban su nivel de excitación, lamiéndome los dedos mientras la masturbaba con mi boca y con mi mano.

En cuanto la he notado a punto de explotar, le he dado la vuelta, la he puesto entre los asientos delanteros del Mitsubishi, culo en pompa hacia mi cipote, la he sujetado de las caderas, y la he encoñado desde atrás con fuerza, abriendo mis piernas y dejándola a ella en medio, sometida a mi, la he estado embistiendo durante mucho rato, sintiendo como mi polla durísima abría sus paredes vaginales, golpeando en cada sacudida de su culo la profundidad de su vagina, y cuando la sentía que se venía, he cogido la manta que usamos para taparnos, se la he pasado por la cintura, y tirando con fuerza de ella, he conseguido una de las enculadas más profundas que jamás he tenido con ella ni con nadie, sus gemidos han sido espectaculares, gritos de placer, yo no he podido más que dejarme llevar, y explotar llenándola de mi leche, y sintiendo como la mezcla de nuestros abundantes fluidos goteaban por mis huevos hasta la moqueta del coche.

Hemos seguido moviéndonos, tirando de la manta hacia mi, y ella empujándose sobre los asientos de su coche, hasta que sus piernas han dicho basta, y se ha tenido de rendir a mi lado.

Hemos intentado recuperar la respiración tapados con la manta cómplice de este maravilloso polvo.


"Te deseo, y no hago más que contar los días, las horas, los minutos hasta nuestra nueva cita… no te dejaré escapar, así que si alguien desea poseerte, definitivamente, tendrá que superarme. "

jueves, 5 de marzo de 2009

La Enfermera

Era de noche, estaba cansado, tantos días acompañando a mi mujer en el hospital, viendo a aquella enfermera que me ponía malo, no tenía nada de especial, pero el hecho de mirarme cada vez que pasaba por la puerta, me provocaba curiosidad.

Acababan de entrar a tomar la temperatura, salí fuera de la habitación, casi las 3 de la mañana, medio dormido y dolorido de tantas horas en esa silla incómoda, decidí estirar las piernas.

Paseando arriba y abajo por el pasillo, entre habitaciones de pacientes roncando, la vi, estaba agachada ante un armario, en una habitación estrecha, un pequeño almacén de material sanitario, giró su cabeza y me sonrió, a loq ue yo correspndía con otra sonrisa y acercándome hasta ella.

- Buenas noches
- Buenas noches
- ¿No puede dormir?
- En esa silla imposible.
- Lo se, son muy incómodas, si quiere, por hoy, le dejo utilizar el sillón de esta habitación, cerrando la puerta para que nadie le vea…

Eso hice, cerrar la puerta, ella se quedó parada, pero yo tenía las cosas claras desde hacía unos minutos, viendo como me miraba con deseo, me acerqué a ella, parado ante su rostro, la besé.

Dejó caer las toallas al suelo para colgarse de mi cuello y fundirnos en un beso tremendo, sin pausa, comencé a desabrochar su bata blanca, dejando ver sus pechos mientras con prisas ella bajaba mi bragueta metiendo su mano dentro, y sacando mi polla dura sin parar de menearla.

La empujé contra el montón de toallas del armario, bajando mi cara entre sus tetas, no muy grandes, pero muy bien formadas, sacándolas del sujetador por encima, comiéndome sus pezones mientras metía mi mano en sus bragas, hundiendo mis dedos en su raja mojada, y masturbándola con frenesí.

- Te ha costado seguirme chico, cada noche te miro para que me sigas hasta aquí
- No me di cuenta, lo siento
- Es igual, cómeme el coño.

Eso hice, se sentó en un estante, abriendo sus piernas, enseñándome su raja juvenil recién rasurada, apartando su braga con la mano, permitiendome lamer su coñito, desde la raja hasta el clítoris, haciéndola gemir al dar vueltas con mi lengua sobre su campanilla.

Tenía algo especial, si, su forma de moverse al recibir mis lametones, sus leves gemidos, su forma de decirme cómo lamerla… mientras sus dedos acompañaban mi lengua hacia su interior, entonces cerró sus piernas, aprisionando mi cabeza entra ellas, apretando mi nuca con sus manos, y me susurró: - me corro, trágatelo todo.

La lamía con ganas, mientras sus fluidos emanaban de su coño, los chupaba, y sus piernas se cerraban aun más, entonces me levanté empalmado y sujetándola de las piernas y el culo la follé contra la pared, embestidas duras y fuertes, empalando su culo con mi cipote , golpeándola con mis huevos al metérsela.

Cuando me tuvo a punto, de explotar, me echó atrás, me senté sobre el estante, y ella de rodillas ante mi, comenzó a mamarmela hasta que mi semen inundó su garganta, goteando por sus labios, y sin dedjar de mirarme, relamió las gotas que se habían salido, y caían por mi polla.

Se levantó, me cogió de al mano, y me llevó hasta el sillón al fondo del pasillo, se puso de rodillas sobre él, apoyando sus codos sobre el respaldo: - fóllame.

Se la endiñé, de una sola ensartada hasta el fondo, tirando de su cabellera, acariciando sus pechos que golpeaban de mis embestidas, entonces la saqué, froté con mi capullo su ano, y al ver que se relajaba, la enculé hasta que mis cojones hicieron tope, la follé así un buen rato, hasta que pude volver a notar como mis huevos se llenaban de leche para derramar.

La saqué, me senté en el sillón la acerqué a mi, pasó sus piernas una a cada lado, y agarrando mi tranca con su mano, se la metió en su interior, ahora si sus movimientos me hacían sentir como sus fluidos salían, atrapaban y quemaban mi polla, sólo podía concentrarme en detener esa corrida, pero no fui capaz, exploté en sus entrañas, y nuestros cuerpos se aceleraron por unos instantes hasta caer extasiados uno sobre el otro.

Esa semana, la poseí cada noche, varias veces, en aquél mismo lugar, en aquél hospital.