jueves, 5 de marzo de 2009

La Enfermera

Era de noche, estaba cansado, tantos días acompañando a mi mujer en el hospital, viendo a aquella enfermera que me ponía malo, no tenía nada de especial, pero el hecho de mirarme cada vez que pasaba por la puerta, me provocaba curiosidad.

Acababan de entrar a tomar la temperatura, salí fuera de la habitación, casi las 3 de la mañana, medio dormido y dolorido de tantas horas en esa silla incómoda, decidí estirar las piernas.

Paseando arriba y abajo por el pasillo, entre habitaciones de pacientes roncando, la vi, estaba agachada ante un armario, en una habitación estrecha, un pequeño almacén de material sanitario, giró su cabeza y me sonrió, a loq ue yo correspndía con otra sonrisa y acercándome hasta ella.

- Buenas noches
- Buenas noches
- ¿No puede dormir?
- En esa silla imposible.
- Lo se, son muy incómodas, si quiere, por hoy, le dejo utilizar el sillón de esta habitación, cerrando la puerta para que nadie le vea…

Eso hice, cerrar la puerta, ella se quedó parada, pero yo tenía las cosas claras desde hacía unos minutos, viendo como me miraba con deseo, me acerqué a ella, parado ante su rostro, la besé.

Dejó caer las toallas al suelo para colgarse de mi cuello y fundirnos en un beso tremendo, sin pausa, comencé a desabrochar su bata blanca, dejando ver sus pechos mientras con prisas ella bajaba mi bragueta metiendo su mano dentro, y sacando mi polla dura sin parar de menearla.

La empujé contra el montón de toallas del armario, bajando mi cara entre sus tetas, no muy grandes, pero muy bien formadas, sacándolas del sujetador por encima, comiéndome sus pezones mientras metía mi mano en sus bragas, hundiendo mis dedos en su raja mojada, y masturbándola con frenesí.

- Te ha costado seguirme chico, cada noche te miro para que me sigas hasta aquí
- No me di cuenta, lo siento
- Es igual, cómeme el coño.

Eso hice, se sentó en un estante, abriendo sus piernas, enseñándome su raja juvenil recién rasurada, apartando su braga con la mano, permitiendome lamer su coñito, desde la raja hasta el clítoris, haciéndola gemir al dar vueltas con mi lengua sobre su campanilla.

Tenía algo especial, si, su forma de moverse al recibir mis lametones, sus leves gemidos, su forma de decirme cómo lamerla… mientras sus dedos acompañaban mi lengua hacia su interior, entonces cerró sus piernas, aprisionando mi cabeza entra ellas, apretando mi nuca con sus manos, y me susurró: - me corro, trágatelo todo.

La lamía con ganas, mientras sus fluidos emanaban de su coño, los chupaba, y sus piernas se cerraban aun más, entonces me levanté empalmado y sujetándola de las piernas y el culo la follé contra la pared, embestidas duras y fuertes, empalando su culo con mi cipote , golpeándola con mis huevos al metérsela.

Cuando me tuvo a punto, de explotar, me echó atrás, me senté sobre el estante, y ella de rodillas ante mi, comenzó a mamarmela hasta que mi semen inundó su garganta, goteando por sus labios, y sin dedjar de mirarme, relamió las gotas que se habían salido, y caían por mi polla.

Se levantó, me cogió de al mano, y me llevó hasta el sillón al fondo del pasillo, se puso de rodillas sobre él, apoyando sus codos sobre el respaldo: - fóllame.

Se la endiñé, de una sola ensartada hasta el fondo, tirando de su cabellera, acariciando sus pechos que golpeaban de mis embestidas, entonces la saqué, froté con mi capullo su ano, y al ver que se relajaba, la enculé hasta que mis cojones hicieron tope, la follé así un buen rato, hasta que pude volver a notar como mis huevos se llenaban de leche para derramar.

La saqué, me senté en el sillón la acerqué a mi, pasó sus piernas una a cada lado, y agarrando mi tranca con su mano, se la metió en su interior, ahora si sus movimientos me hacían sentir como sus fluidos salían, atrapaban y quemaban mi polla, sólo podía concentrarme en detener esa corrida, pero no fui capaz, exploté en sus entrañas, y nuestros cuerpos se aceleraron por unos instantes hasta caer extasiados uno sobre el otro.

Esa semana, la poseí cada noche, varias veces, en aquél mismo lugar, en aquél hospital.

11 comentarios:

  1. Morboso y excitante a tope Jordi(como siempre)...

    Besitos dulces...

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  2. Es una buena forma de pasar los dias en un hospital, mucho mejor que el sillón, verdad?
    Excitante y pienso lo mismo que susy, muy morboso.
    Un besin

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  3. Mmmmm..Muy bueno, excitante y explosivo, me encanta cielo. Espero que vengas pronto a verme ya tengo ganas de ti.

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  4. Uffff...yo no soy amiga para nada de los hospitales (como la mayoría imagino) pero...si es para tener la suerte de encontrarme con situaciones así..mmmmmm...que alguien se ponga enfermo (qué malvada!) o me hago yo la hipocondríaca en un momentito para que me revisen ENTERITAAAAA!!!
    Qué calentón visualizando la escena chico, siempre sabes como conseguirlo: BRAVO ;)
    Petonets!
    Miss.-

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  5. Chicas, me alaga y emocionan vuestros comentarios, me dais gaans de volver a escribir... pronto, muy prontito....

    Por cierto, Bella, esta semana subo, me recibes? Te deseo.

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  6. valla, valla..... Con que el un Hospital, eres irremediablemente sexual, un día te pillara tu mujer jejejjeej..Y veras....

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  7. Besazos jordi y una cosita, ¿cuando me tocara a mi que vengas a visitarme?...yo quiero disfrutar también de tus relatos y ser prota por un día.

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  8. Rosi, cuando tu quieras, no tengo compromisos, aparte con mi mujer, pero ojos que no ven... y supongoque tu, con tu marido... igual, no?

    hablemos. besos.

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  9. Qué morbo, qué intenso, qué explícito. Mmmm sexo... Me ha encantado.
    Te espiaré.
    Un beso,
    Galia.

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  10. Me parece este un blog estupendo.Variado,elaborado,rico en temas y muy buenas fotos y artículos.Felicidades.

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