Su empeño, su forma de hablarme, su forma de apretarme el brazo, me hizo pensar que algo no andaba bien, pero se le escapaba una sonrisa... no tuve más remedio que dejarla hacer...
Llegué temprano, antes de la hora prevista, como siempre, me echó bronca, no debía haber sido tan madrugador.
Me hizo esperar en el coche: - Ve y quédate dentro del coche, ahora salgo.
Puse música, cerré los ojos, y esperé.
Se abrió la puerta de atrás: - Arranca, yo te guío.
Me llevó hasta un camino, el cual no me era desconocido… allí me llevó Sandra también. Prefería no hacer mención de ello.
Me giré desde mi asiento, la miré, estaba seria, me hablaba con desprecio, como si algo muy malo hubiera ocurrido, hizo comentarios sobre notas leidas en internet, sobre mis amistades, sobre mi falta de atención (esto último totalmente equivocado).
Sujetó mi brazo con fuerza, me hacía daño, me dijo que callara, que pasara atrás, que queria que lo hiciera ya.
Entré en la parte de atrás, echando los asientos hacia delante, como siempre que acababamos en el coche, y me dispuse a follarla con ganas. Comencé a desabrocharme el pantalón, me soltó una torta.
-Que te crees que haces? Mira Jordi, estoy muy disgustada contigo, con todo lo sucedido, con las pocas alegrías que me das ultimamente, así que no tengo el coño para historias.
Me quedé callado, mi ligero empalme se había quedado en nada, mi cara seria, tragué saliba.
Se acercó a mi, metió su mano en mi bragueta, ahora si estaba alucinando, sacó mi polla, se agachó de rodillas en el suelo, y me hizo una de las mejores mamadas que jamás he sentido.
Engulló hasta el fondo, mi polla estaba blanda, su lengua la jugaba, sus dientes me mordisqueaban, chupaba, aspiraba mi carne entre sus labios, sentía como mis huevos se apretaban, en segundos me empalmé y mi polla ocupó toda su boca alcanzando su garganta. Me llevó hasta el límite, masajeándome, me acariciaba entre las piernas, Dejé caer mis pantalones al suelo, a la vez que desabrochaba sus tejanos y metía mi mano en su pantalón.
Busqué su raja desde atrás, metiendo mis dedos por su culo, llegando a su vagina, sus labios mojados, su sexo empapado, no alcanzaba su clítoris.
Su mamada seguía, había bajado el ritmo para que no me corriera, pero yo quería hacerlo, en su boca, hacer que saboreara mi esencia.
- Ven Jordi, ponte aquí.
Me puse sobre ella, mis piernas abiertas, procurando no apoyarme sobre su barriga, para no hacerle daño en la cicatriz de la operación, me agarró la polla con la mano, y comenzó a pajearme, yo la acompañé con mis dedos, y me paró, sólo ella.
Desabroché su blusa, le quité el sujetador, y observé sus pechos, redondos, perfectos, los pezones endurecidos, apuntando hacia mi, acaricié su contorno, acerqué mi boca, saqué mi lengua y lamí su excitación, mordisqueé cada milímetro de ellos, su cuello, sus labios, su mejilla.
Ella me estaba pajeando sin cesar, me mirabaa los ojos, y luego se concentraba en masturbarme, observabalas primeras gotas que mojaban mi capullo, sonreía, quería follármela.
Intenté apartarme, bajarle los pantalones, no me dejó, cada vez que intentaba echarme atrás, aceleraba su mano, me hacía volver a ella, mi corrida iba a llegar, y le salpicaría.
Deseaba metersela en la boca para acabar, pero no soy así, ella quería ver en primer plano como escupía mi esperma sobre ella.
Aceleró su ritmo, y acercó su mano a mi boca, me hizo lamer su dedo, mientras yo apretaba sus pechos entre mis manos, sentía como me llegaba, como mis huevos se contraían, como mi polla se hinchaba en su mano.
- Aquí te la follaste, no? tu eres mío, y te quiero para mí.
- Belle, me folló ella a mi.
- Cállate y córrete sobre mis tetas.
En unos instantes exploté, un chorrete de semen salpicó su cintura, sus pechos, su barbilla, sus pezones, mientras yo, echado atrás, movía mis caderas atrás y adelante, como si fuera una mujer penetrada.
Acabé posando mis labios sobre sus labios, y susurrándole un te quiero, sincero y profundo.
Fui su juguete, su entretenimiento....