lunes, 22 de diciembre de 2008

Paola, La primera vez.

Allí estaba ella, en la puerta de un bar cutre donde la había citado, estaba harto de chatear y de verla por cam, pero en persona, me parecía otra. Le picaba la curiosidad, mi táctica de prometer una velada especial siempre funciona, y con ella, creo que también.

Se me acercó, dos besos en la cara, y mi mano sobre su cadera, no se inmutó. Tomamos una copa, y le dije, -ahora tu velada especial, ¿confías en mi? –Mmmm, si.

La cogí de la mano, y la llevé unas puertas más abajo, al local donde había ido alguna vez con una amiga, entramos a una recibidor con luz suave, roja, donde dejamos nuestros abrigos. Saqué un pañuelo, y le susurré al oido: -confía en mi.

Los ojos tapados, y su boca entreabierta me estaban haciendo imaginar a aquella chica que se masturbaba con mis palabras en su habitación de casa, a oscuras, y que sólo me enseñaba sus labios por la cam. Entramos en un bar, parejas besándose y tocándose en la penunbra, algunos ojso brillantes observándonos.

El olor a incienso era fuerte, a ella le gustaba, eso decía, la puse en medio del local, y le dije: -haz lo que yo te diga, y déjate llevar.

Allí inmóvil se quedó, no sabía qué hacer, y creo que estaba acojonada, pues algo así, aunque lo habíamos comentado, no se lo esperaba. Pedí unas copas, y las puse sobre una mesita, en un reservado, mientras observaba como los hombres la miraban.

Me acerqué a ella, metí mi mano debajo de su falda, se alteró, y la sujeté de las muñecas para calmarla y la besé, cogí el tanga por los laterales, lo deslicé abajo, lo mismo hice con el sujetador, lo desabroché y lo saqué. Sus pezones apuntando alto se marcaban tremendamente en el vestido de tirantes que llevaba, le dejé caer un tirante, acto que a menudo le pedía por cam, me excitaba ese movimiento.

Los hombres la miraban, la deseaban, y eso me ponía más caliente, entonces entró ella, Rosi, una chica que conocí por internet, que trabajaba en aquél lugar, y que me introdujo en este mundo de locales liberales, habíamos quedado que me ayudaría con Paola, y allí estaban las dos, para mi.

Cogí la mano de Paola, y la llevé al reservado, dejé caer su vestido, Paola se resistió, y yo la volví a sujetar: -Confía en mi, esto es lo que deseamos. –Si.
Todavía no se había dado cuenta de que allí había alguien más, creía que la mano que la rozaba la espalda desnuda era la mía. Me aparté, y dejé que Rosi hiciera, sus manos acariciaban suavemente los pechos descubiertos de Paola, pechos juveniles, con unos pezones duros y perfectos, parecía una virgen, las piel blanca, bonitos ojos azules, y un acento italiano que me volvía loco. Los dedos finos y alargados de Rosi se paseaban libremente por todos los rincones del cuerpo de Paola, que tumbada en una cama, no sabía lo que le esperaba, poco a poco Rosi fue bajando sus manos hasta llegar entre las piernas de mi pareja, allí, apenas rozó por fuera su clítoris, abrió levemente las piernas asintiendo a esta visita.

Entonces me acerqué yo, y al apartarse Rosi, puse mis labios sobre los de Paola, y dejé que sus manos me intentaran desnudar: -Quiero tenerte dentro.
Sus palabras me pusieron como una moto, así que dejé que me desnudara, yq ue sus manos cogieran mi polla, ya dura de tanta escena erótica, me masajeó el miembro, mientras mi boca y la suya se comían, y mis manos acariciaban sus pechos, me puse de pie sobre ella, acercando mi verga a su cara, y sus manos entre mis piernas, aceptó, abrió su boca, y lamió mi tranca, lamiendo de abajo arriba, apretándome los huevos, y rozando levemente mi piel con la punta de su lengua. Me estaba poniendo a tope, tenía una lengua mmmm, unica, ese roce, justo, ese tragarse, sin tocarme con los dientes, esa succión, uffff, ya no podía más, deseaba follármela, miré atrás, y vi a Rosi de pie al lado mío, desnuda, acercando su mano a mi culo, mirándome, y cogiendo mi mano, la acercó a sus pechos, grandes, hermosos, una sargenta morena en al cama, lo que ella decía, se debía cumplir, siempre había podido conmigo, nunca pude resistirme, e imaginaba que aquello sucedería.

Le señale la entrepierna de Paola, así que se acercó, y le abrió las piernas, Paola se dio cuenta que no podia ser yo, me estaba comiendo la polla, así que se apartó, y antes que pudiera decir nada, la sujeté de la nuca, y se la volvía meter en la boca, sin dejarla hacer más que comerme, así la tuve, hasta que simplemente se dejó, Rosi ya estaba paseando su lengua por el clítoris de Paola, abriendo sus labios e introduciendo un dedo, mi polla seguía dura en la boca de Paola, y ella cogiendome por el culo, abría las piernas, aceptando una boca desconocida en su interior. Rosi estaba agachada, con el culo en pompa, y las tetas colgando, me tenía enganchada esa postura, deseaba encularla allí mismo, dejé a Paola un instante, me acerqué detrás, y enculé a Rosi, ella se apartó: -No, ella.

Me acerqué nuevamente a mi invitada, metí mi cabeza entre sus piernas, y lamí, lamí a fondo, apretando mi nariz en su clítoris y mi lengua profundamente en su vagina, era dulce, un sabor afrodisíaco, la lamí alrededor de sus labios, y al mirarla a los ojos, se estaban besando ellas dos, a punto de explotar que estaba, acerqué mi polla a su coño, posé mi capullo en la puerta de su sexo, y ella comenzó a moverse abajo, para metersela, suavemente la introduje, sin hacer fuerza, dejé que ella se moviera, y sus movimientos parecían los de su boca al comermela, absorviendo en cada entrada toda mi carne, y abriendose al sacarla, sujetada de las piernas sobre mis hombros, la penetraba, cada vez más fuerte, sus piernas delgadas y ligeras, eran suaves, las mordía, las besaba, la mejor piel que jamás había probado.

Ahora Rosi, estaba frente ami, se agachó y puso su culo ante mi cara, seguía besando a mi amiga, pero yo era quien le comía el coño, sentía doble placer, el de la follada, y el que me generaba un coño en mi boca, lamía, desde el clítoris hasta el ano, Rosi mantenía una figura extraordinaria pese a tener cuarenta y tantos, y unas ganas de marcha…

Noté como Paola tenía espasmos del placer, sentí como se llenaba su vagina de fluidos, y me hacía cosquillas en mi sexo, deseaba correrme, Rosi se percató, nos apartó, la levantó, la puso a cuatro patas, y me señaló el culo, la ensarté, ahora Paola gemía, sus caderas eran mías, no se podía apartar y yo llevaba el ritmo, Rosi se sentó ante ella, abrió sus piernas, la sujetó del pelo y la apretó a su raja, Paola aceptó, gemía fuertemente, pero no importaba, Rosi se masturbaba con la boca de Paola, y yo ya no podía contenerme, me cogí a los hombros de Paola, y la apreté a fondo, haciendole gritar al sentir mi explosión en sus entrañas, un chorro de semen la inundó, entocees volvió a correrse, las dos se movían, las dos gemían a la vez, y yo seguí mojándola, llenándola de mi ser, y ellas apretadas disfrutando de su corrida mutua, y aminorando su ritmo hasta que Paola cayó agotada, me puse de lado, la abracé por la espalda, y la dejé descansar:

-Te sigo deseando.



Sólo me dijo eso.

2 comentarios:

  1. Me falta un poco de esencia, tu lo sabes hacer mejor amigo.

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  2. ¿UN AMOR CBERNETICO?

    ¡SI!....

    UN AMOR CIBERNETICO, ES UNA ILUSION Y UN SUEÑO.

    SUEÑA Y AMA.

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