lunes, 15 de diciembre de 2008

Helenna, Diferente.

La manguera del gasoil estaba helada, y encima goteaba, se estaba manchando las manos, asi que colgó antes de llenar el depósito y se dirigió al baño, Helenna es una mujer sensual, muy provocativa, siempre vistiendo ropas insinuantes, transmitiendo calor en todas sus miradas que derretían cualquier iceberg.

La cola de mujeres del autobús del inserso para el servicio femenino llegaba hasta la calle, así que se dirigió al de caballeros, empujando las puertas hasta que una se abrió, la única puerta que se abrió, la del servicio de minsválidos, oscuro, más grande de lo normal, ella entró y desabrochándose un pequeño pantalón tejano que llevaba, se preparó para sentarse en la taza, de repente vió a un hombre apoyado en el lavabo, se sorprendió de no haberlo visto, pero la oscuridad de aquél rincon y la tenue luz de un fluorescente panpalleante del baño de al lado, hacía difícil la observación.

-Disculpe señorita, ya marcho.
-No, disculpeme ud. No debí entrar, me voy yo.

Salió del rincón, con los pantalones bajados, y su polla en la mano, sorprendentemente erecta, y ella se incorporó al momento, intentando subirse los pantalones.

-Perdóneme, pero estaba pensando en ud, la observé meter gasolina, con esos pantaloncitos, y nosotros a nuestra edad apenas tenemos alegrías, sólo quería masturbarme recordando su imagen.

Ella estaba alucinada, nuca le había pasado algo así, que alguien se masturbara si, pero que fuera un jubilado, y que encima tuviera una tranca como aquella, nunca.

-Jovencita, no marches, déjame acabar lo que estoy haciendo, no siempre consigo tener una erección semejante.

Helenna volvió a sentarse, sorprendida, pero alagada por aquel comentario, se bajó los pantalones, y el tanga, dejando que aquel hombre viera su ingle, su pubis rasurado y su culo perfecto.

EL hombre seguía apoyado en el lavabo, moviendo su miembro, acariciandose los testículos, y ella mirándoselo también. Así que ella quiso complacerle, abriendo sus piernas ligeramente, enseñando sua lmeja abierta a aquel señor, subiendose levemente la camiseta, y mostrando su ombligo, el efecto fue la fuerte respiración del hombre.

-¿Porqué no te la quitas? ¿Y me dejas ver tus pechos?
-¿Porqué no se acerca y lo hace ud?

Ups, no sabía como había salido ese comentario de su boca, no es lo que quería decir, pero así le salió, y cuando quiso rectificar, las manos fuertes de aquél hombre ya estiraban de su camiseta y de sus sujetador, a la vez.
Helenna no sabía que hacer, la situación la sobrepasaba, se limitó a mirar como a apenas dos palmos de su cara, tenía una polla de un pesionista trempado masturbándose, alargó la mano, y le miró a la cara, lo deseaba, pero creía que no era correcto, ¡podía ser su abuelo!
Se apagó la luz, era de aquellas temporizadas, pero no importaba.
Sujetó aquella verga, estaba algo blanda, pero tiesa, se la acercó a la cara, la acarició, acarició sus huevos, y se la metió en la boca. Succionaba con cuidado, pues no quería hacerle daño, pero él la sujetó de la cabeza, y la obligó a metersela a fondo en la boca. Le estaba gustando, le encantanba el sexo, y sentirse deseada, y algo así no podía ni haberlo fantaseado.

Apretándo sus huevos en su mano, y su polla en la graganta, sintió como se ponía dura, mientras esas manos fuertes manoseaban sus tetas, pellizcando los pezones, arrimándola a él, la levantó, le dio la vuelta, y apoyándola contra la cisterna del váter, y su culo ante él, la penetró, ella dijo no, pero no opuso resistencia, sintió como estaba mojada, como su coño se había humedecido de la excitación, pero la tremenda polla llegaba hasta el fondo de su conejo, ella gemía, pues sentia un leve dolor, pero aún así, lo aceptaba, le gustaba, le estaba dando placer, sus pezones estaban durisimos, sus manos apoyadas en al cisterna, y aquél señor follándosela por detrás, y acaricaindo su culo, no hacía más que susurrar: -perfecto, una mujer perfecta, un cuerpo perfecto.

Bajó el ritmo, ella no le dio importancia, hasta que sintió unas manos en su espalda, pero a la vez otras en sus caderas, miró, y allí estaba otro hombre, algo más joven, pero no mucho, vestido y marcando paquete, con el cinturón desabrochado, y haciendo lo propio con el botón.

No le salían las palabras, apenas sabía que decir, y cuando intentó decir que pararan, unas manos la sujetaron de la nuca, y una polla enorme y blanda se metió en su boca, no podía hablar, el que le daba por detrás lo hacía más rápido y más fuerte a cada embestida, y aquel miembro llenaba toda su boca, y la presionaba, pues poco a poco se iba endureciendo. Simplemente, aceptó la situación y dejó que siguieran, apoyada todavía a la cisterna, y enguyendo el trozo de carne duro como una piedra.

De repente, un dedo se metió en su ano, no le hizo daño, pues estaba super excitada y mojada, pero al sentir la polla si quiso gritar, y al tener la otra en la boca, sólo pudo gemir. Un hombre mayor, la estaba poseyendo analmente, una polla que nunca podría imaginar se estava clavando en su culo joven y perfecto.

La incorporaron, y el hombre que se follaba su boca, se sentó en la taza, la agarró de las caderas, le dio la vuelta, le tapó la boca y se la sentó encima, enculándola de repente, a la vez que el otro hombre se la volvía a meter en la boca, sujetándola de la cabellera rubia, y frotando sus huevos entre sus tetas.
La sacó, se agachó, la cogió de los tobillos, y mientras uno la enculaba sentado en la taza, el otro se preparaba para follársela por delante, subió sus piernas en lo alto, y mirando su dulce raja abierta, sobre su culo penetrado, se acercó y la penetró, la folló nuevamente, ahora ella sentía dolor y placer, pero no sabía qué hacer, le estaba gustando, acababa de descubrir una forma nueva de follar, le estaba encantando aquello, asi que se limitó a decir: -¡Folladme, me corro!

Todavía le tapaba la boca, y ella mordía aquellos dedos grandes, no quería parar, pues comenzaba a sentir sus fluidos bajar, y movía sus nalgas, sujentando sus piernas abiertas, aceptando las dos pollas que se encontraban y chocaban en sus entrañas, sintiendo el palpitar de dos hombres fuertes y mayores.
Con una mano acariciaba los dos miembros que se turnaban para penetrarla, hasta que uno de ellos, el que estaba de pié sacó su polla, y meneándosela apuntando a su joven rostro explotó de placer, y salpicó la cara y las tetas de Helenna, un chorro de semen mojaba la suave piel, y los duros pezones de esa chiquilla, y mientras frotaba con su mano el líquido sobre los pecho, justo en ese preciso momento sintió un ardor en el ano, era el otro hombre que se estaba corriendo en su culo, ella no había parado de moverse, y gemía, explotó y dejó que sus fluidos gotearan por su raja hasta los huevos del hombre que la había poseido por detrás, seguían moviendose, esta vez lentamente hasta que quedaron inmóviles.
Se levantaron, y ellos marcharon dejándola allí sentada y con las piernas cerradas.

Montó en su coche, y marchó pensando en lo sucedido, y cómo dos hombres la había hecho sentir algo realmente… diferente.

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