lunes, 22 de diciembre de 2008

Amaya, el ascensor

Vaya mierda, buena borrachera he pillado, estoy que no puedo con mi alma, estas comidas de Navidad, son letales para mi, además en mi empresa sólo hay tías, a ver cuando contratan a un tío, que me de un desahogo de vez en cuando… mmmmm

Llegué al bloque de mi amigo, necesitaba un polvo urgentemente, y con este alcohol en mi sangre, o pillaba, o me encerraba a solas en el baño, pero prefiero una buena polla antes que mi mano…

Monté en el ascensor, mi amigo, vive en el centro de bilbao, en un edificio antiguo, pero alto, paró en la primera planta, allí subieron dos tipos, parecían gemelos, trajeados.

-¿Baja?
-No, subo.
-Vale, ya bajará.

Qué buenos estaban, yo atrás apoyada en el espejo, y ellos ante mi, esos culos, mmm.

De repente el ascensor se paró, y la luz se apagó, y todo era silencio, un timbre sonaba, como una alarma, pero mas flojo, una luz tenue de emergencia encendida, apenas distinguía nuestras siluetas.

Me asusté, bueno, me hice la asustada y me acerqué a ellos, entre los dos, y les sujeté el brazo, ellos me miraron, calmándome, que enseguida vendría alguien a sacarnos.

Uno de ellos pasó su mano por mi espalda, me estremecí, que dulce sensación, le respondí del mismo modo, mi mano hasta su culo, pero hice lo mismo con el otro, sin darme cuenta, y entonces la mano del otro se posó sobre mi cintura.

Estaba muy caliente, imaginándome entre esos dos hombres trajeados, sentí una mano levantar mi falda por detrás, acariciando mi culo, apretando mis nalgas, mientras la mano del otro tio se metía por debajo de mi camiseta, buscando mis tetas.

Mi coño estaba mojado, sentía como un cosquilleo, y me apetecía tanto follar…

Bajé mi mano, subí la falda, y la metí dentro del tanga, buscando mi clitoris, pellizcándolo como sólo yo sabía hacerlo, bajé mis dedos y me los metí, encontrándome con los dedos de uno de ellos que venían desde mi culo, me mojaba a cada segundo más, mientras el otro tipo me había subido la camiseta, y tenía su boca sobre mis pezones, sus manos sujetándolas en su cara, y y mi boca que deseaba sus labios.

Me besó el que me estaba masturbando, yo estaba un poco agachada, abriendo mis piernas, nuestras manos entre mis piernas, y esa boca comiendome la mía. Necesitaba más, estaba a punto de correrme, quería más, así que cogí la cabeza que tenía entre mis tetas, y le hice bajar hasta mi coño, cogiéndole con fuerza la nuca, le apreté contra mi sexo, levanté una pierna por encima de su hombro, clavándo mi tacón en su espalda, abriéndole toda mi raja en su cara, y lamiendo mis fluidos, encontrando los dedos de su amigo mojados.

Mientras mi mano se había metido en la bragueta del que me estaba besando y masturbándome por detrás, saqué una polla dura, húmeda, no muy grande, pero lo suficiente para llenar mis agujeros sin hacerme daño.

Le masturbé mientras sus dientes mordían mi cuello, apretaba sus cojones en mi mano en cada mordisco, y le gustaba ese dolor, porque pedía más, acercaba su sexo a mi pierna cada apretón, y mientras una lengua exploraba mi feminidad, una polla masculina se preparaba para follarme, necesitaba notar el semen en mi piel, en mi coño, necesitaba esa explosión de calor.

Mientras se escuchaban voces en la escalera, alguine nos llamaba, y yo sólo decía que estabamos bien, entre gemidos, que no había prisa, que ya nos sacarían…. En mi cabeza deseaba que aquello no acabara, que durara una eternidad, me estaba mojando, mucho, como nunca.

Entonces un dedo se metió en mi culo, mojado en mi vagina donde llevaba rato, se acercó hasta mi ano, suavemente lo fue abriendo,, y metiendo ese dedo, fácilmente entraba y salía, y me hacía estremecer, la boca que absorvía mis fluidos y lamía mi campanilla, no cesaba, y yo no podía aguantar más, comenzaron mis espasmos, comencé a moverve y decir que no pararan, me estaba corriendo, y de repente esa polla que tenia en mi mano desapareció y suplantó al dedo de mi culo, me penetró a fondo de una embestida a la vez que tapaba mi boca, un grito apagado salió de mi garganta, no era de dolor, sino de placer, me estaba corriendo como nunca, esa polla adecuada a mi culo entraba y salía, una lengua lamía mi clitoris, yme estaba corriendo, no podía más, mis temblores hacían vibrar el ascensor entero, entonces el tipo que me estaba comiendo, se levantó, con los pantalones bajados y una polla enorme en sus manos, levantó mis piernas con sus brazos, y me la metió hasta el fondo, encontrándose con su amigo en mis entrañas.

Aquellas dos trancas entrando y saliendo al compás, colgada entre dos machos, vestidos, y mi ropa levantada, mis piernas abiertas, me estaba corriendo, seguía mis espasmos, me gustaba sentirlos dentro mío, me llenaban tanto…

Entonces se encendió la luz, todo volvía a funcionar, y yo no quería parar así, necesitaba su final dentro mío, le di al botón de emergencia y paré el ascensor.

-Aquí no se va nadie, correos en mi interior.

EL tio de atrás llevaba rato a poco ritmo, se notaba que no podía más, aceleró y le dijo a su amigo que si ya se iba, asintió con la cabeza, y los dos explotaron a la vez, la leche salía de mi raja goteando al suelo, ellos se cogían de los brazos y hacían más fuerza, yo seguía entre los dos cuerpos aprisionada, clavando mis uñas en sus pieles, y moviendome disfrutando de esa sensación de ardor dentro mío, seguían moviéndose, sin parar, mis pezones durísimos seguían siendo lamidos, y mi mente se iba, no podía más, y otra vez me fui, otra vez sentí que explotaba, y volvía a gemir,a moverme con fuerza, entre ellos, volví a vibrar con su fuerza, y a mojarlo todo.

Me bajaron, se vistieron, me saqué el tanga, y se lo di a uno de ellos, le dije: -Ahora, el suelo lo limpias tu.
Pulsé el botón al piso de mi amigo, y les dejé agachados limpiando el suelo.

2 comentarios:

  1. Este relato es el que más me ha gustado de los tres. es precioso, excitante,y casi parecía que me sentía en el lugar. Le felicito.

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