viernes, 26 de diciembre de 2008

Ante el espejo

Acababa de entrar en el baño, sabía que él subiría en breve, así que estuve atenta e hice ver como si no me había dado cuenta de su presencia en la habitación, por el reflejo del espejo podía ver como estaba allí sentado en la cama, mirándome a escondidas.

Comencé a lavarme los dientes, una mano apoyada en el mármol de la encimera, y la otra con el cepillo en mi boca, me había desnudado y sólo llevaba una bata de seda que él me había regalado para navidad, pues decía que le excitaba ver mis pezones marcados en la suave seda.

Me agaché a aclararme a boca cuando sentí su mano entrar por entre mis piernas metiendo en su mano todo mi coño, seguí enjuagándome la boca mientras su mano me acariciaba mi raja, mi clítoris, mi ano. Pude notar su polla dura apollada en mi culo, al incorporarme y mirarle en el espejo sacó su mano húmeda de entr mis piernas, y la deslizó por delante, entrando por la abertura de la bata y volviendo a meterse entre mis piernas, ahora sí noté su polla dura en mi espalda, me puse recta, apoyando mi espalda contra su pecho desnudo, y abriendo ligeramente mis piernas para que pudiera seguir masturbándome con sus dedos.

De repente sentí como se introducía su miembro entre mis nalgas, mi reacción fue la de una gata en celo, abriendo mis caderas, y elevando mis tacones para facilitar la penetración, sentí como todo aquél gran trozo de carne entraba abriéndose paso por la cavidad de mi sexo mojado hasta golpear con el fondo de mis entrañas, tragué saliva, gemí de placer y moví mi culo para apretarle aún más, pero apenas me dejó espacio para moverme, puse mis manos sobre la encimera, y mirándole a sus ojos en el espejo dejé que me embistiera ruda y exajeradamente una y otra vez, sin darme tiempo a repirar, aprisionando mi cuerpo con el frío mármol del lavabo. Estaba como loco, sus manos apoyadas sobre las mías, sus ojos clavados en los míos, que apenas conseguía mantener yo abiertos del gusto que estaba sintiendo, no esperaba que me follara de aquella manera, y menos después de un día de comida familiar tan cansado.

Él miraba mis pechos que de las enculadas que me daba se habían salido de la bata, botando al ritmo de sus golpes, y yo miraba su sexo entrar y salir del mío en el espejo, bajé una mano, acaricié nuestros miembros en acción, muy mojados de nuestros fluidos, dándole a probar ese sabor, mientras él hizo lo propio metiendo luego sus dedos en mi boca, lamí esa esencia, y me dejé llevar por el ritmo frenético de su forma de hacerme el amor.

Cerré mis caderas aprisionando su polla dentro de mi coño, y le hice saber con mi mirada y mis gemidos que el clímax estaba al llegar, entonces comenzó a arderme la vagina, el bombeo de su semen en mi interior provocó que mi corrida fuera inminente, y clavándole mis uñas sobre sus manos, mis ojos sobre los suyos, saboreé aquellos instantes que el calor de nuestro amor me estaba haciendo disfrutar como cada encuentro sexual que teníamos, es mi pareja, mi amante, es único.

6 comentarios:

  1. Este relato, describe a la perfección lo que en muchas ocasiones mi esposo y yo hacemos en el baño, la verdad que descrito de este modo parece más pornográfico, pero es así, tal cual.

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  2. Querida Rosi, a mi también me encanta hacerlo así con mi pareja. Y no es pornográfico, sino erótico.

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  3. Buenas noches, valla relato puff..me he quedado de nuevo con la boca abierta y con ganas de practicarlo. Saludos luis

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  4. hola jordi, de nuevo genial. excitante, morboso, único.

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  5. Me repito, quiero conocer a la dama que le inspira, seguro que existe, porque tanta realidad en la escritura no es posible que sea a través de una invención si no hay una dama detrás que le inspire.

    feliz navidad Inquisidor

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  6. Gracias por vuestros comentarios, me animan a seguir escribiendo...
    Luis, ánimo, busca con quien practicarlo, es fabuloso el sexo.
    Natalia, gracias cielo.
    Inquisidor, por supuesto que hay una dama que me inspira, o tal vez dos, bueno, la verdad que hay muchas.

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