domingo, 28 de diciembre de 2008

Cena con mi socio

Aquella cena estaba siendo un poco aburrida, mi socio capitalista se empeñó en celebrar nuestro mayor contrato obtenido, y nos reunió a todos los colaboradores con nuestras parejas en una masía de la familia de su mujer, cerca de barcelona, para hacer una cena de gala, por todo lo alto.

Era un viernes noche, de primavera, yo vestí para la ocasión un traje negro y corbata, mi mujer un vestido blanco con la espalda escotada, la verdad, las mujeres de nuestros colaboradores iban todas espectaculares, pero la que más, la mujer de mi socio, Sonia, una mujer catalana de unos 43 años, rubia, con el pelo recogido, de grandes pechos y curvas sinuosas, con unos labios para pecar, y una mirada que cautivaba. Llevaba un vestido de terciopelo, medias oscuras y zapatos de tacón de aguja de vértigo.

Durante el aperitivo, mi socio me indicó que fuera a buscar vino a la bodega, pues yo soy un entendido en el tema. Ántes de acabar la propuesta, su mujer interrumpió:

-Si, Jordi, acompañame, te enseño donde está la bodega.

La acompañé a través de la cocina, pasamos una puerta y un largo pasillo, al llegar al final se arremangó la falda, dejándome ver sus medias con liguero, y sus nalgas descubiertas, sin bragas, no sabía ni qué hacer ni qué decir, había escuchado comentarios sobre Sonia, que era muy provocativa, pero nunca imaginé que realemente fuera así, abrió otra puerta y la cerró a mi paso.

Bajamos unas escaleras oscuras, y el olor a humedad del sótano y el frescor de la sala me pusieron la piel de gallina.
Sonia alargó la mano, y tirando de un cable que colgaba, encendió una bombilla vieja en medio de la sala que ofrecía una luz tenue que a duras penas alumbraba las botellas. Me acerqué a los botelleros en la pared, revisando etiquetas, y ella se me acercó por detrás, sentí su aroma de perfume fresco afrutado, sentía su aliento en mi nuca, y sentí su mano coger mi cintura, me estaba excitando, miré al suelo, cerré los ojos, poniendo mi mano sobre la suya y pensé: ¿Porqué no?

Tiré fuertemente de su mano, empujándola contra la pared golpeando las botellas, y me apreté a su espalda, acercando mi boca a su cuello, oliendo su aroma, besé su nuca, bajé mis manos por sus brazos, su cintura, por sus caderas, mientras ella se estremecía, subí poco a poco su falda, cerciorándome de que no llevaba ropa interior.

-Deseo tu polla joven.

Mi polla estaba bien dura, a punto de reventar los pantalones, se lo hice notar, bajé mi cremallera, saqué mi cipote duro y firme, apuntando hacia su culo, y se la metí suavemente, ella no opuso ninguna resistencia y cuando llegué al fondo de su ser, apreté con fuerza contra la pared.

Sus gemidos aceptaban mi penetración, mi mano se metía por debajo de su vestido acariciando su cintura y subiendo hacia sus pechos, pellizcando sus pezones, sintiendo como su culo se aferraba a la carne que tenía dentro, volví a bajar mi mano hasta su coño, allí me entretuv unos instantes masturbando su clitoris y follandomela desde atrás.

Entonces me apartó, se agachó y comenzó a lamer mi pene mojado de nuestros fluidos, metiendo y sancando toda mi tranca de su boca, goteando saliva, chupando al sacarla, haciendome estremecer, y justo cuando comenzó a sentir que me iba, paró, se sentó sobre un silla, abrió sus piernas, metió su mano y comenzó a masturbarse, yo hice lo mismo, nos mirábamos y nos masturbábamos, uno mirando fijamente el sexo del otro, sus dedos entraban y salían de su vagina, brillantes de su esencia, mientras el dedo gordo se paseaba por su clítoris, yo mantenía mi mano firme sobre la polla, masajeándola poco a poco para no correrme, entoces se levantó, se subió a la mesa, se dejó caer atrás apoyada sobre un codo, abrió sus piernas y siguió masturbándose.

Su mirada me invitaba a penetrarla, me fui acercando, sintiendo como mis huevos comenzaban a hincharse y apretarse, me la cogió con la mano conduciéndola suavemente en su vagina, moviendola en círculos para abrirse bien, sacandola un poco y metiéndola un poco más, hasta que llegué a sus entrañas, la cogí de la nuca, la acerqué a mi, y nos besamos, sus labios expresaban con ardor sus sensaciones, mi polla comenzó a bombear, a quemar su interior, ella se aferraba a mi culo con sus piernas, mientras sentía como le ardía el coño de tanta leche que manaba de mi sexo. Sus labios eran perfectos, sus besos y mordiscos ardientes, su pasión irrefrenable, y no resistió dejándose llevar, abrazados, sintiendo todavía su leve movimiento de cadera sobre mi, me susurró al oído:

-Son interesantes estas cenas de trabajo, ¿no crees?
-Me encantaría repetir.
-Todos quereis repetir, yo decidiré.

Ahí se acabó la conversación, subimos de nuevo al comedor, y la velada siguió como si nada, aunque yo la deseaba de nuevo...

3 comentarios:

  1. puff!!!!!! insuperableeeeeeeeeeeee, genial.................... me ha encantado. Lastima que no tenga bodega, cachiss en tooo.

    ResponderEliminar
  2. Un relato muy erótico,y sensual, ¿de donde saca estas ideas?son geniales y te brindan a tener imaginación con tu pareja.

    ResponderEliminar
  3. LA verdad que muchas de ellas son ideas de gente que conozco, la mayoria son fantasías propias con personas de mi entorno, con mi pareja, incluso, como ya he comentado, algunas las he hecho realidad con la persona que amo.

    ResponderEliminar