domingo, 11 de enero de 2009

Patri

La calle estaba oscura, ella sentía como la seguían, como alguien caminaba sobre sus pasos, giró la esquina y se escondió en un bar, a los segundos, aquél tipo entró, se quedó inmóvil en la puerta observando al personal hasta localizarla, se apoyó en la barra: -una caña.
Ella le observaba desde el otro lado de la barra, sus miradas se cruzaban, pero él la desviaba a cada instante, se sentía intimidado por Patri, una mujer madura, de bandera, rubia, alta, atractiva, con mirada penetrante.

Sergio pagó las dos copas, y salió del local, a los minutos, ella salió también, entonces se lo encontró apoyado en la esquina:
-Disculpe que la siga, pero no es la primera vez que la veo, la he seguido otras veces, pero hoy está usted excepcional, no podía perder la ocasión de decírselo. Su abrigo ceñido a sus curvas, esas botas de cuero con tacones de infarto, ¿Puedo invitarla a cenar?
-No, gracias.

Ella dio media vuelta y marchó, cuando llegó a media manzana se paró, se giró hacia él, y le dijo:
-¿Ya te rindes?
-Es que usted me dijo…
-Calla y sígueme.

No se atrevía a ponerse a su altura, simplemente la seguía, entraron en una portería, ella entró al ascensor y le dijo: -Cuarto piso, si quieres seguir con esto, sube. Señalando las escaleras.

Cerró la puerta y aquél ascensor antiguo comenzó a subir despacio. Por los cristales podía observar como Sergio subía con afán los escalones de dos en dos, mirando en cada rellano la cara de Patricia.

Cerró la puerta:
-Pasa y siéntate, ¿quieres tomar algo?
-Un vaso de agua, por favor.
-No, un whiskey te hará más falta.

Ella se sentó al lado suyo en el sofá, sin desabrocharse el abrigo, y cruzando las piernas dejando ver sus pantorrillas con medias de malla, él se acercó poniendo una mano sobre su pierna, ella la apartó al instante: -Mucho corres tu, pero esta es mi casa, y aquí mando yo.

Sergio no dijo ni una palabra, simplemente asintió con la cabeza.

-¿porqué me sigues?
-Ya se lo dije, porque hace días que…
-Si, ya, pero porqué, para qué, con qué fin.
-Bueno, yo, es que, me siento atraído…
-¿Sexualmente?
-Si, es que me gusta…
-Eres poca cosa para mi, soy demasiada mujer para un niño como tu.
-Bueno, es que…
-Cállate cabezota y tómate el whiskey de una vez.

Sergió tragó aquél liquido que le quemo la garganta, y le hizo entrar más en calor de lo que ya lo estaba.

-¿Puedo acercarme?
-Cuando yo lo diga, ¿olvidas que es mi casa? En mi casa hay normas, y harás lo que yo te diga, cuando yo te lo diga, si te parece bien te quedas, sino, lárgate y no me hagas perder el tiempo.

Sergio se levantó, y dirigiéndose a la puerta le dijo:
-discúlpeme, pero yo no se si estoy preparado para…
-Cállate y desnúdate, déjame ver tu pecho.

Su mente se quedó en blanco, Sergio se bloqueó, tragó saliva, y comenzó a desabrocharse la camisa, dejando ver su cuerpo de adolescente sin un solo pelo. Luego se desabrochó el cinturón:

-No, quieto, de momento así me basta, vaya cuerpo de niño que tienes, anda, acércate a mi, a ver de qué eres capaz.

Asustado, se acercó hasta quedarse ante ella, Patri cogió su mano, y le hizo arrodillarse entre sus piernas, las abrió dejándole observar sus piernas completamente, mostrándole que no llevaba ropa bajo aquél abrigo ceñido, mostrando el liguero negro que sujetaba esas medias de malla desde el corsé de charol brillante que apretaba su cintura y sus perfectos pechos. Enseguida acercó sus manos a la entrepierna, y ella, nuevamente se las apartó.
-¿Qué haces? Sin manos, desnúdame y cómeme.

Levantó una pierna apoyándola en el sofá, la otra en el suelo. Sergio no atinaba a morder el tanga para bajarlo, estaba nervioso, no sabia dónde se había metido, y tenía miedo de que ella le hiciera algo que él no deseaba.

-¿A qué esperas eunuco? Si lo tengo que hacer yo, ¿para qué te necesito?

Apoyó sus manos en el suelo, a cuatro patas ante ella, sometido a su voluntad se acercó, y acarició su pubis por encima del tanga con la lengua, oliendo el aroma íntimo de Patricia, lamiendo su raja marcada en aquél tejido, mojando con su saliva cada rincón de sus ingles, entonces acercó sus manos cogiéndola de las caderas, y entonces: Plashh! Un golpe en su espalda le hizo incorporarse:
-¿Qué te he dicho? Harás lo que yo te diga, cuando yo te lo diga y como yo te lo diga, si estás aquí es para darme placer, cuando yo considere que te lo mereces tu también sentirás placer.

Patri le acababa de picar con una fusta inglesa, y Sergio estaba medio acojonado, aunque por otro lado, le gustaba aquella situación, cada vez se sentía más cómodo acariciando a la que en aquél momento era la Dominadora de la situación.
Ella le facilitó las cosas quitándose el tanga, dejando al descubierto aquel coño rasurado presidido por un clítoris grande y saliente.

Ahora la lengua de Sergio acariciaba libremente cada rincón, lamía su campanilla y la introducía en el sexo de Patricia, lamía arriba y abajo, intentaba penetrarla hondamente, pero apenas podía más que unos centímetros.

-Ahora ya puedes desnudarte, a ver que tienes entra las piernas.

Sorpresa la que se llevó ella, al ver aquél cipote fino, pero largo, empalmado ante ella.

-Mastúrbate para mi.

Él se la sujetó con fuerza, y comenzó a meneársela ante su ama, suavemente, y acelerando el ritmo, sus ojos miraban fijamente la entrepierna de Patri, imaginándose gozando dentro de ella.
-Acércate.

Le puso la polla a un palmo de su cara, deseando explotar y salpicarla de su esperma, pero cuando ella vio que comenzaba a gemir, y que tardaría instantes en venirse, se la sujetó con la mano y paró sus movimientos, apretándole los testículos con la otra fuertemente, le dijo: -Recuerda, cuando yo quiera. Y le golpeó de nuevo con la fusta en las nalgas.

Ella se levantó, le dio una bofetada: -ahora fóllame con tu lengua.
Apoyada culo en pompa sobre el sofá dejó que su sumiso hiciera lo ordenado, apoyada en el respaldo sintió como una lengua lamía sus nalgas, de vez en cuando mordisqueaba, hasta que ella le decía que no lo hiciera, entonces sintió como la lengua de aquél chaval se abría paso en su ano, ella relajada, dejaba que lo hiciera: -Recuerda no correrte, puedes masturbarte, pero si te corres, se acabó.
Él siguió masturbándose mientras la lamía profundamente, primero su culo, luego hasta la raja, entrando y saliendo de su sexo, lamiendo la campanilla que entre sus piernas colgaba.

Cuando ella sintió que aquello le gustaba, y que le faltaba poco para correrse, le empujó y lo tumbó sobre el sofá boca arriba, se subió sobre él, poniéndose en cuclillas a unos centímetros de su cara: -¿quieres probar mi sabor? Ahora lo probarás.
Él sacó la lengua, mientras que ella comenzó a balancearse, adelante y atrás, dando golpecitos con su fusta al nabo empalmado y mojado del chico: -Mastúrbate, quiero ver como te sale la leche.
Ella se estaba mojando, sentía como aquél chaval que se había colado por ella se estaba dejando someter a su tortura erótica particular, se imaginaba el placer que un esclavo tan obediente le podía llegar a dar, follándoselo cuando ella quisiera, haciendo que la masturbara, obligándole a lamer, chupar…

Apoyada en el respaldo, en cuclillas sobre Sergio, dejó caer todo su peso en la boca del chaval, ahora él se comía todo el coño, ella se frotaba, pasaba su clítoris por la barbilla del chico, y luego hasta la nariz, dejándole ver su culo y su vagina al deseoso que no dejaba de masturbarse, ella comenzó a correrse, sentía un orgasmo profundo, desde el estómago, un cosquilleo, hasta que ya no pudo más: -bébetelo, me corro, bébete lo que salga de mi.

Los jugos manaban de su interior, mojando la barba de cuatro días del chico, apoyada sobre él, sin dejar de moverse, y observando como aquella polla estaba a punto de explotar, se acercó a ella, la engulló, la lamió, apretó sus huevos contra su boca, haciéndole llegar casi hasta el final, entonces, cuando vio que él ya no podía más: -no te corras, aguanta un poco más.
Se apartó, se sentó en una silla, puso las piernas junto a Sergio, mostrándole todo su sexo, y comenzó a masturbarse con la fusta, frotándosela primero arriba y abajo, introduciéndola suavemente después, entonces Sergio acercó la mano, la sujetó, y siguió masturbándola él, mientras con su otra mano se daba placer.

Patri estaba excitadísima de la situación, para ser un chico sumiso, tenía iniciativa, ella abrió un poco más las piernas, echó atrás su cabeza, mostrando sus pechos desnudos salidos del corsé, cogiéndose fuertemente a los brazos de la silla, y moviendo sus caderas, hizo que la masturbara más a fondo, mirando como él seguí masturbándose, ella se dejó llevar, sus espasmos delataron que se estaba corriendo, entonces murmuró: -Ahora, ya puedes correrte para mi.
Sergio se levantó rápidamente, y sin dejar que ella reaccionara, comenzó a correrse sobre sus pechos, salpicándola hasta en la cara, escupiendo su cálido semen por las tetas de aquella preciosa dominadora, que acababa de rendirse a él.

-¿Cómo te llamas?
-Sergio.
-La próxima vez, cumple mis órdenes.
-Así lo haré, ama.




Dibujo cortesía de: http://airesabiertos.blogia.com

3 comentarios:

  1. muy interesante tu blog..me gusta como escribes y eXpresas jejeje..Gracias por pasarte por el mio. Un saludo !!

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  2. COACH Paco Bailac13 de enero de 2009, 3:28

    Muy interesante tu blog con una fotos interesantes.
    Pasate por mi tertulia

    pacobailacoach.blogspot.com

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  3. nene, escribes mejor cada día besines.

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