jueves, 30 de octubre de 2008

Encuentro en el tren. 1ª parte: La ida

Casi perdí el tren aquél día, llovía mucho, y el taxi pilló todas las caravanas posibles, y si no lo cojo, ya me veo corriendo al aeropuerto a coger el primer avión hacia París.

En la Estación de Francia, mucha gente para despedirse de sus familiares, y yo que no llego, corriendo por el andén hasta mi wagón, subí y buscando el compartimiento 12.

Al llegar allí, una chica leyendo en la litera:
- disculpe, ¿este es el compartimento 12 wagón 33?
- Eso creo.
- Vaya, creo que se han equivocado.

Salí en busca del interventor, allí, comprobó la lista y si, era correcto, pero a ellos no les constaba una mujer en el compartimento, sino un hombre, pese a todo, me dijo que si no me importaba, viajara con ella, pues no había literas libres, y como buen caballero, si alguien marcha del compartimento, ese era yo.

Así que volví sobre mis pasos hasta mi compartimento:

- Hola, de nuevo aquí, es que nos han puesto juntos y me sabe mal por ud.
- No se preocupe, podemos compartir el compartimiento.
- ¿De verdad no le importa?, muchas gracias.

No habíamos hecho más que salir, a las 21:15, y me fui al wagón restau
rante a cenar. Al rato, apareció mi compañera de compartimento, me saludó, y se sentó en una mesa en frente mío, durante la cena, pude fijarme en ella, una mujer pelirroja, media melena, de curvas voluptuosas, y un gusto exquisito vistiendo, tacón, medias, falda.
Estuve observándola durante unos 5 minutos, sin darme cuenta de que ella me estaba viendo, cuando me percaté, en seguida giré la mirada a la ventana, pero en ella podía seguir viéndola reflejada, y pude observar como ahora era ella la que me miraba.

De vuelta al compartimento, monté mi litera, me aseé, y cuando salí del baño entraba ella por la puerta, nos saludamos, y subí a mi litera. Yo me había vuelto a vestir, pues no veía correcto dormir en ropa interior con una dama en el compartimiento.
Entró ella en el baño, y salió con un camisón opaco, oscuro, como de seda, que destacaba sus pezones marcados, por el frescor del ambiente, su perfume era fuerte, como a mi me gusta en una mujer, e impregnaba todo el ambiente.

La miré de reojo, y le pedí disculpas por haberla estado mirando en la cena, me disculpó y apagó la luz.

Al rato, sentí frío, y comencé a tantear alrededor de mi litera por si hubiera alguna manta, pero sin éxito, asomé mi cabeza por la litera, y pude vera a aquella mujer, tapada con una sábana, simplemente, recostada de lado, y apoyando su cabeza en una manta.
- Discúlpeme de nuevo, pero es que tengo frío y no encuentro ninguna cosa para taparme, ¿sería tan amable de dejarme su manta? Pues observo que ud. No la utiliza.
- Por supuesto

Me la alcanzó con su mano, y rocé su piel al cogerla. Sentí un cosquilleo, pues era algo inusual, dormir con otra mujer, en un coche cama, por coincidencias, y además tan hermosa como aquella hembra.
Al cabo de dos minutos, ella se dirigió a mi:
- Oiga, mire, esta situación me sobrepasa hasta a mi, y le aseguro que estoy acostumbrada a cosas “raras”.
- Lo siento señorita, si lo desea, salgo del compartimiento..
- No, no, no. Lo digo porque ud. Tiene un nosequé que me provoca morbo, observandole embobado mirándome en el restaurante, sin percatarse que yo también le observaba. ¿Porqué, por esta noche, no hacemos como si fuéramos pareja? Me gustaría darle mi calor, debajo de esa manta.

Tragué saliva, no sabía qué decir, yo estaba tapado hasta el cuello con la manta, mirando al techo y los reflejos de las farolas de algún lugar, al pasar el tren, y cuando procedí a incorporarme, y me giré, allí estaba ella, de pie, su cara a la altura de la mía, sus ojos fijos en los míos, y yo nervioso, sin saber qué hacer.

Se abalanzó, y antes de que yo pudiera decir nada, cerró mi boca con un beso, suave, se apartó, me miró de nuevo a los ojos: - Sus labios me provocan.

Esas palabras provocaron en mi que la cogiera de la nuca y la besase con fuerza, mi lengua buscando la suya con frenesí, como si se nos acabara la noche con aquél beso, y mis manos acariciando su nuca caliente, su cabello suave, sus mejillas dulces. De un salto bajé, nos miramos, acerqué mi mano, a su hombro, la piel desnuda, y rozando el tirante de su camisón, lo dejé caer a un lado, ahora sólo se lo sujetaba el otro tirante. Antes que yo hiciera nada, ella misma deslizó su mano hasta él, y lo empujó, al instante calló al suelo y me dejó ver sus pechos, sus pezones duros, sólo un tanga vestía, acercó sus manos, y mientras me desabrochaba la camisa volvimos a besarnos.

Desabrochó mi pantalón y dejó caer al suelo mi slip, apenas se distinguían nuestras siluetas por la oscuridad, pero pude sentir como su mano rozaba mi sexo, como apretaba mi pene y provocaba mi erección, besé sus pezones, jugando con una mano y sus pechos, bajé la otra mano y le bajé el tanga, ella misma lo dejó caer con un movimiento rápido de piernas. Estaba excitadísimo, y le pregunté:
- No nos hemos presentado.
- Ni falta que hace, fóllame.

Se colgó de mi litera con sus manos en alto, y con sus piernas rodeó mi cintura, obligando a que mi sexo se encarase con el suyo, la sujeté de la cintura, y la ensarté, aquel coño estaba mojado, que excitación, me dijo, me he masturbado mientras estaba en la litera imaginando este momento, y me había corrido ya.

La empalmé con más fuerza, ella colgada, mi único esfuerzo era apretarla a mi, era una posición cómoda, y sus piernas apretaban mi pene hasta el fondo, la cogí, le solté las manos, y la apoyé en la ventana, observados por la oscuridad de la noche, e iluminados por las estrellas, la follé contra el cristal, mientras nos besábamos y aguantábamos nuestros orgasmos.
- No llevo condones, ¿y ud.?
- Tampoco, pero no hace falta, siga hasta el final.

Esa situación era más inesperada si cabe, y cuando sus brazos se rodearon a los míos, la llevé hasta su litera, allí, recostada sobre su espalda, levanté sus piernas, y las puse sobre mis hombros, seguía penetrándola, follándomela sin parar, manteniendo el ritmo pero mis huevos no podían más retener aquella corrida, la avisé, me apartó, y me la comió, a mi me faltaba poco para correrme, pero ella sujetaba mis testículos, los manoseaba, me acariciaba el ano, y se tragaba todo aquél trozo de carne dura que la había estado follando, yo tenía mi pierna sobre su litera y la otra al suelo, así que sus manos tocaban libremente, hasta que noté que me cogía el culo desde atrás, me apretaba fuerte, y me pajeaba más rápido, apartó su boca, y provocó mi corrida sobre sus tetas, un chorro de semen la salpicó desde su barbilla hasta el ombligo, acercando sus pezones a las gotas de semen que todavía brotaban de mi polla, y sin dejar de masturbarme, yo gemía, y la sujetaba de la cabeza, mirando como me disfrutaba aquella mujer.

Acerqué mi mano, y unté mi semen por sus pechos, por su cuello, por sus mejillas, y bajé hasta su coño, sentado a su lado, rodeada con mis piernas, la acariciaba, besándonos metí mi mano entre sus piernas, rozando con mi dedo gordo mojado de semen su clítoris y su raja.

La penetré con mi dedo, y un gemido salió de su boca, mi polla seguía dura, apoyada en su cadera, y su mano rozando mi capullo mojado, nos besamos, la eché atrás, apoyada en la pared, abrí sus piernas, y acerqué mi boca a su precioso coño, rasurado, sólo con un pequeño detalle de pelo pelirrojo sobre el clítoris, en línea hacia el ombligo.

Saqué mi lengua, y lamí, lamí aquella campanilla abriendo sus labios con mis dedos, arriba y abajo, rozando mi polla en la cama, y mis dedos masturbándola desde su ano hasta su coño, sentía sus movimientos, se estaba corriendo de notarme, subí una mano hasta sus pechos, todavía húmedos de mi, y acerqué hasta la boca, metí los dedos y noté su lengua moverse como si se tratara de mi polla, lamí más, metía mi lengua en su vagina, notando el calor, y guiándome por sus gemidos, cuando noté que llegaba a su orgasmo, le abrí las piernas me puse sobre ella y se la metí, me la follé como nunca, fuertemente, arítmicamente, abriendo al máximo ese coño, para que notara más mi polla, ella gemía, se mordía la mano para no gritar y decía: - Siiii, no pares.

Seguía metiéndosela hasta que no pude más, y exploté dentro suyo, ella se cogió a mi cuello, se sentó sobre mi, y cogida nuevamente a la litera superior, me folló, me exprimió hasta la última gota, con su movimiento fuerte, y haciéndome notar como su corrida era más abundante que la mía, mis huevos mojados, mi pierna, las sábanas, como me estaba secando aquella mujer, seguía y gritó otra vez de placer, gemía y gemía, y pedía más.

La abracé, la miré a los ojos, y la besé, allí permanecimos besándonos durante unos minutos, saboreando con nuestros sexos los fluidos derramados el uno sobre el otro.

Al rato, yo estaba medio adormecido, y sentí como su cadera se movía, me rozaba nuevamente, y entreabrí los ojos, bella, desnuda, sus pechos claramente definidos ante mis ojos, y su mano entre sus piernas, me susurró: - Algo así no lo dejo escapar.

Acercó su mano a mi cara, me encaró y me dijo: - venga, acompáñeme.

Entramos en el baño, era un baño pequeño, un wc, lavabo, y una ducha redonda de muy reducidas dimensiones. Giró el grifo, y un chorro de agua fría manó del techo y la salpicó, saltó atrás sobre mi, y la sujeté, su piel se puso tersa al instante de la sensación de frío, y sus pezones duros como nunca. Una mano bajo el agua hasta que la notó caliente, y se introdujo debajo, yo, desde la puerta, mirándola como se mojaba el pelo y lo sujetaba en su nuca, sus brazos en alto dejaban ver los pechos estirados, y marcados, su cintura, y su culo. Me miró y me dijo: -ven, creo que podemos tutearnos.

Entré en la ducha, allí, bajo el agua, nos besamos, sentimos de nuevo la excitación, del momento, mi cabeza no dejaba de dar vueltas sobre lo que estaba increíblemente sucediendo, la cogí de la cintura, me agaché y besé sus pechos, mordía sus pezones y sus manos sujetaban mi nuca, la cogía de las nalgas, y la apretaba a mi, le di la vuelta, me agaché más, abrís su culo con mis manos, y acaricié su ano, su raja, sus caderas, acerqué mi boca, y paseé mi lengua alrededor de sus agujeros, metiéndola suavemente en uno y otro alternativamente, le gustaba, pues movía su cintura atrás cada penetrada de mi lengua, mis dedos jugueteaban con su clítoris, mientras seguía masturbándola con mi lengua.

Cuando me noté duro, me incorporé, la tomé de la cintura, y la ensarté a fondo, de golpe, gimió, no llegó a gritar, y apoyada en la pared, sus pechos apretados contra el frío plástico de la estancia, y mi espalda sobre la pared opuesta, comenzamos a apretarnos el uno contra el otro, sintiendo lo más profundo de sus entrañas chocar con mi sexo, estuvimos un rato, mientras mis manos acariciaban su cintura, sus pechos, su boca.

Para controlarme paraba a ratos, dejaba que ella se moviera suavemente durante unos minutos, respiraba hondo, y volvía a la carga, se dio la vuelta, se sentó en el wc, tocando la ducha, me echó atrás y sujetó mi polla con una mano, la otra me cogía del culo, y comenzó a pajearme, mientras acompañaba con su boca en cada meneo, siguió así un ratito, mirándome a los ojos, y me encantaba, podía observarla allí, sentada, con sus piernas abiertas, su coño mojado, su melena empapada sobre la espalda, el agua cayendo sobre nosotros, y haciendo cosquillas en nuestros cuerpos, disfrutaba mucho ella con aquella mamada, me miraba, y seguía, le dije: - Me encanta follarte por detrás, tu culo me vuelve loco.
Se levantó, se dio la vuelta, se agachó y sujetándose en el wc con las manos, las piernas estiradas y su culo en pompa ante mi, me dijo: - disfruta mi culo.

Me agaché de nuevo, esta vez mi lengua era más atrevida, no se limitaba a acariciar el exterior de sus agujeros, esta vez, acompañada por mis dedos, me atrevía a introducirla, a meterla un poco más adentro, masturbándola vaginalmente con dos dedos, atrayendo su sexo hacia mi boca, y su culo, su ano relajado penetrado por mi lengua, eso me excitaba enormemente, su culo me tenía enganchado, y deseaba follármelo.

Comencé a mojar mis dedos en su coño, y luego penetrar su ano con el dedo índice, poco a poco más adentro, como vi que aceptaba mi masturbación anal, seguí haciéndolo, esta vez con el dedo corazón, hasta que puede meterle el dedo gordo, en ese momento yo estaba que deseaba reventar, ella gimiendo, me decía que se estaba corriendo, y deseé follarla, así que me levanté, abrí sus caderas, y la follé, la penetré en su coño, seguía culo en pompa a mi, y sus tetas colgaban, se meneaban a cada sacudida, comenzó a gemir más fuerte, cada vez más fuerte, así que me aparté, y antes de que acabara su pregunta sobre qué hacía, le metí el capullo en el ano, soltó un gritito, no fue de dolor, sino de placer, el agua seguía mojándonos, empapando nuestros cuerpos, y mis manos unidas a aquellas caderas, ella apoyada por los codos en la tapa del wáter, y mi polla a medio entrar de su culo, se levantó un poco, me miró de reojo, sonrió, y empujó atrás, la penetré hasta el fondo, su culo se había abierto a mi, tomé la toalla del baño, la pasé por debajo de su cintura, y cogida a mis manos, comencé a penetrarla, con la toalla le daba más juego, podía apartar sus caderas sin sacar mi miembro, y volver a embestirla nuevamente, en ese momento nuestros cuerpos eran uno mismo, con unos movimientos coordinados, follándonos el uno al otro, y cuando sentí que los movimientos se aceleraban por su parte, la saqué, se la metí en el coño, le di la vuelta, me senté yo en el wáter, y ella encima mío, observando su espalda, acerqué su cara a la mía, y mirándola a los ojos la metí hasta el fondo y descargué toda la carga de semen que esperaba en mis testículos dentro de su vagina, ella hizo lo propio con su corrida, y con movimientos suaves, sin dejar de mirarnos a los ojos, nos corrimos juntos, disfrutando, sintiendo el ardor de nuestros sexos penetrados, dulcemente amados por unos instantes.


Nos secamos, y volvimos a acostarnos.

Al día siguiente, desayunamos juntos y al despedirnos en el andén de la estación de París la besé, y le pedí volver a verla. Me dijo, ya veremos, tal vez coincidamos a la vuelta. Me dio los datos de su billete, y los anoté…

3 comentarios:

  1. tio soy rubanadie eres la ostia de veras se ponen los pelos de punta. bueno y lo que no son los pelos jejejeje. un saludo y nos veos en el chat

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  2. Aupa Geo de momento solo he leido este relato pero me parece muy bueno y muy currado. Poco a poco ire leyendo todos.
    Sigue asi y dale a tu imaginacion que nos haces disfrutar a todos, y espero que a todas.
    Un saludo Trasteador.

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  3. Gracias Trasto, me alegra vuestro apoyo, seguiré escribiendo, es una forma de haceros disfrutar de mi imaginación, un abrazo.

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