viernes, 9 de abril de 2010

Inundada

La recogí como siempre, en la gasolinera, a las 14h, después de su turno, la besé, me besó, y salimos en coche a un hotel que ella no conocía, en barcelona.

Llegamos a aquél hotel, exteriormente descuidado, ella estaba alucinada, llevábamos varios encuentros “sin compromiso” en diferentes lugares, mi apartamento, el coche, el almacén de su gasolinera, incluso alguna vez en un hotel de lujo de barcelona, pero nunca la había llevado a lo que parecía una pensión de mala muerte.

Su cara era un poema:

- Jordi, ¿aquí me traes? Será una broma, ¿no?
- Natalia, habitación 21, encima de la almohada hay una carta, léela, y haz lo que dice. Voy a buscar algo, enseguida vengo.
- No se ni como te hago caso, no tardes.

Básicamente quería darle tiempo de hacer lo que la carta indicaba:
“ cielo, tal vez no he sido justo contigo, porque aunque a veces eres como una niña, caprichosa y posesiva, me gustas, eres una gran amiga, y te quiero. Pero hoy no habrá cariño, hoy habrá algo diferente, desnúdate, ponte lo que encontrarás en la caja debajo de la carta, y átate con las esposas tal como te indico. Tranquila, te deseo, y no te haré ningún daño.”

La carta llevaba un sencillo croquis de mi fantasía.


Lo que ella no sabía que aquél era un hotel diferente, especial, preparado para eso, para follar y disfrutar del sexo.

Subí, abrí lentamente la puerta, una luz de neón iluminaba desde la ventana, el único ruido que se escuchaba era el de las burbujas del jacuzzi, observé si mi presa yacía atada donde yo la había dirigido, y así era. Un sillón ergonómico, en el cual sus manos quedaban tras el respaldo y sus caderas en pompa para el disfrute del hombre, y goce de su entrepierna.

Caminé a su alrededor, mirándonos, observando el conjunto de ropa interior que le había regalado, negro, con corsé y liguero, escote pronunciado, sin bragas, zapatos de tacón de aguja del 36.

Puse música suave, y colgué mi americana, me quité la corbata con la que tapé sus ojos. La miraba, me detenía en sus curvas, en sus labios vaginales inflamados, en su rasurado bello íntimo, deseaba disfrutar de aquél cuerpo angelical, de adolescente, perfecta para cualquier hombre, afortunado yo de poder probarla, hacerla mía de nuevo. Apreté sus espsosas, para asegurarme que no podría soltarse.





Tán sólo con pantalones y la camisa blanca desabrochada, me acerqué un taburete, y me senté tras ella, sujeté sus piernas bien abiertas con unas cuerdas que había dejado preparadas anteriormente, abrí sus caderas, respirando fuertemente, haciendola notar mi aliento en su sexo, rozando mis dedos en su piel erizada.

Acerqué mi boca, saqué mi lengua, y me entretuve largo rato en lamer su vagina, por el exterior, luego la entrada de su ano, para pasar al clítoris, lamiendo su campanilla, penetrando su culo con mis dedos mojados de sus fluidos.

Me apretaba con fuerza en aquél precioso coño, empapaba mi rostro de su sabrosa esencia, forzaba la penetración de mis dedos en su culo, una y otra vez, hasta que la masturbación anal era suave, delicada, consentida, y sus gemidos eran de placer.

Me levanté, me puse ante ella, bajé mi bragueta y saqué mi polla endurecida, enseguida se relamió, acerqué mi cipote a su boca, y en nada comenzó a lamerme, tragándose toda la carne que cada vez se endurecía más y más sintiendo el calor de su boca, el jugueteo de su lengua con el agujerito de mi rabo.
La sujetaba de la nuca, follándome con fuerza su garganta, arañando su espalda cuando chupaba con fuerza como un aspirador., sentí que me venía, me aparté:

- ¿Porqué paras?
- Iba a correrme.
- Pues hazlo.

La penetré de nuevo, en apenas unos segundos, sin apenas mover mis caderas, simplemente concentrado en su lengua, en sus labios rozando mi piel, exploté. Un manantial de semen contenido emanó inundando su boca, y ella, sin dejar escapar ni una sola gota, tragando sin cesar, exprimió mis testículos como ninguna mujer había hecho hasta la fecha. Llevaba semanas sin follar, y aguantandome sin masturbarme por ella, y ese estallido en su boca fue soberbio.

Me aparté de ella, me metí en el jacuzzi unos minutos, y la dejé atada, observándola desde la bañera. Se movía, intentaba zafarse de las esposas, soltar las piernas, me hablaba pidiendo que la soltara, pero yo no le contestaba.

En cuanto me recuperé, salí, sin apenas secarme y me puse la toalla en la cintura, le quité la corbata de los ojos para que me viera, me acerqué a su cara, la hice lamerme de nuevo, endurecérmela, para pasar de inmediato a su trasero, frotándome entre sus nalgas, metiéndole el capullo, observando como su vagina se abría, para clavársela de repente hasta el fondo arrancando un gemido profundo de placer, me quité la toalla, la pasé bajo su cintura, y me sujeté a ella con fuerza, tirando a cada embestida con mis brazos, para hacer notar en sus entrañas la dureza de mi polla.

Gemía, cada vez más fuerte, pedía más: -sigue Jordi, no pares, me tienes a punto fóllame más fuerte!
Eso me enloquecía de una mujer, que me pidiera más, y más fuerte.
La saqué, esperando su pregunta: - ¿Pero porqué paras joder?, ¡que me iba a correr! ¡No pares ostia!

Entonces presenté mi rabo ante su culo, apreté poco a poco, y al no tener queja de ella, empujé un poco más, mi capullo ya estaba dentro, lo más difícil superado, la saqué, nuevamente a dentro, ahora ya casi hasta los huevos, volví a sacarla, y se la metí en el coño, mojándome de nuevo, y esta vez, la enculé directa hasta golpear con mis testículos en su clítoris. Gimió de placer, y ya no pude parar. Me movía acelerado, cada vez más rápido, sus caderas llevaban mi ritmo, su cintura se contorneaba con cada enculada, sus manos se cerraban agarándose a la tela del sillón, pronto me correría, no tardaría mucho, pero ella ya gritaba de placer, ya aullaba su orgasmo, y sus espasmos cerraban su ano que apretaba mi polla mucho más, y eso hacía que tomara dureza, sentía un placer tremendo, y no me podía controlar. Tiraba de su melena morena fuertemente, disfrutando de esa imagen en ropa interior, cómo me gusta el cuerpo de esta mujer, pensaba yo. Estallé, apretado contra ella, vaciando de nuevo mi tanque de leche en aquél lugar que no era habitual para nadie, no se si fui el primero, pero se que me encantó.

La velada siguió con baño en el jacuzzi, cena en la cama viendo la tv, y caricias y besos agobiantes, y mucho más sexo, como ella quiso dármelo.

Ha sido un gran placer gozar a tu lado, y me encantaría volver a tenerte. Besos amor.

5 comentarios:

  1. Deliciosa estampa... pensión, esposas, atada y encima suplicando que no pares!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Salu2

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  2. soverbio pedestalll... y yo cuando, espero que no sea cuando lluevan ranas del cielo..

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  3. JuanK, pues chico,y sigue pidiendo guerra! es insaciable (aunque se cansa ehh)

    Rosi amor, tu tuviste tu oportunidad, jugamos y te acojonaste, te atreves ahora? en serio? espera que miro por la venta... Llueve ranas!!!!
    Llámame cuando tengas un rato que tengo una idea. Besos encanto

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  4. HOLIS JORDI!!!!!! ES EXCELENTE LA NOCHE QUE PASARON , YA QUE TÚ TUVISTE TODOOOOOOOOOOOO, AMOR , PASIÓN Y SEXO , MMMMMMMMMM MUY COMPLETITO AMOR, VOS FUISTE SU "AMO" SIN DUDAS Y ELLA UNA BUENA SUMISA QUE SE SINTIO SORPRENDIDA PERO ENTREGADA AL PLACER QUE SABES DAR SIEMPRE EN CADA OCASIÓN............ERES ÚNICO ENCANTO , SABES MUY BIEN EL PUNTO DÉBIL DE CADA MUJER, ESO ME ENCANTA DE TÚ PERSONALIDAD, ADEMÁS DE SER UN HOMBRE MUY CABALLERO SIEMPRE, POR QUE EN ÉSTE CASO ,HAZ CUIDADO EN CADA ENSARTADA ANAL A QUE ELLA GOZE Y NO SIENTA DOLOR, INCREIBLE JORDI , COMO SIEMPRE ;)
    BESITOS Y ABRAZOS MIL, ROXY ;)

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  5. Natalia, no has opinado sobre nuestro relato... n te gustó acabar inundada???

    Roxy, gracias amor.

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